Carne propia

Crítica de Catalina García Rojas - Visión del cine

Luego de pasar por varios festivales nacionales e internacionales, el director Alberto Romero estrena Carne Propia. Un documental sobre la industria ganadera, que no se enfoca en la violencia del recorrido final de la vida útil de un vacuno sino en la relación entre el obrero y el patrón a través de la historia.
“Me siento observado y desnudo”, anuncia un viejo toro en media de la llanura pampeana. Así comienza su relato un ejemplar Aberdeen Angus para contar lo que parece ser el último viaje de su vida. Ya no puede escapar de la muerte y debe honrar su destino: una lata de conserva. Sabe que pagarán mucho menos de lo que vale, pero eso lo vive con orgullo.

A pesar de ser la única voz en off, su protagonismo se va achicando a medida que sus palabras avanzan. El recorrido final del animal no es lo importante del documental. El principal eje, según las palabras del toro, es “la honorable institución del patrón” y cómo ese concepto se ve reflejado en la industria ganadera argentina a lo largo del tiempo. Para lograr este análisis se narran tres historias que entraman los diferentes estados de la relación obrero-patrón.

Primero comienza con la instalación de los frigoríficos ingleses en el pueblo entrerriano de Liebig, y cómo su producción de corned beef revalorizó la carne argentina durante las dos guerras mundiales. Desde la mirada de los actuales pobladores se analiza la dependencia del obrero con su patrón y cómo la venta de la fábrica disminuyó el valor de su localidad.

Luego el relato se traslada a Berisso, un barrio del conurbano bonaerense y cuna de las primeras experiencias sindicales. En plena década del cuarenta el obrero cambia su rol y se organiza para luchar por mejores condiciones laborales. Una de sus figuras más importantes es doña María Roldán, la primera mujer en ser secretaria gremial de la planta Swift, además de ser una de las protagonistas del histórico 17 de octubre de 1945. La cantidad de imágenes de archivo son esenciales para entender el valor de los derechos otorgados por Juan Domingo Perón a los trabajadores y lo que significó en la vida de éstos.

Finalmente el documental culmina en Berazategui, narrando la historia de la cooperativa SUBPGA, donde en el 2006 se extingue la figura del patrón y los propios obreros toman el mando del frigorífico.

Carne propia es el perfecto análisis sobre el universo de la carne y sus diversos protagonistas. Haciendo hincapié en la mirada de los trabajadores. Sin embargo la voz del toro (prestada por un excelente Arnaldo André) sirve para contrarrestar a la del patrón. El animal está escrito bajo una ideología conservadora que se asemeja al pensamiento oligarca de los dueños de la carne, pero que nunca deja de ser simpática para el espectador gracias a su humor ácido y a la poesía de sus palabras.

Cabe destacar que no se muestra ninguna escena violenta sobre los animales que pudiera incomodar a la audiencia. El fin es otro. El documental se encarga de trazar de manera lúcida cómo fue mutando la ganadería argentina a través de los diferentes modelos económicos y las consecuencias de esas políticas que sufrió la clase trabajadora. Dentro de su reflexión se llega a una conclusión abierta, principalmente sobre la empresa SUBPGA que actualmente lidia con el ajuste y los tarifazos que no le permiten mejorar su actividad.