Carne de neón

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Un thriller violento y bizarro

La venganza, la corrupción, las coimas y el saldar cuentas son parte de esta afiebrada historia, en la que el director-guionista parece haberse inspirado no sólo en maestros del cine de acción y la violencia, como Quentin Tarantino, sino también en la disparatada estética de Pedro Almodóvar.

Esta nueva película del sevillano Paco Cabezas (1976), partió de un cortometraje que realizó en 2005.
"Luces de neón" tiene el formato de un thriller violento -con potente banda de sonido-, al que su director le sumó un humor absurdo y algunas escenas bastante bizarras, para contar la historia de un grupo de hombres y mujeres, de distintas edades, ubicados en los márgenes de la sociedad.
La mayoría del grupo son prostitutas, rufianes, drogadictos, travestis, vendedores de droga, ladrones de vuelo bajo, criminales, chantajistas, y policías corruptos.

HIJOS DE LA CALLE

En medio de esta variada se crió Ricky (Mario Casas), un muchacho que conoce la calle más que a él mismo y tiene una obsesión en su vida: reencontrarse con su madre, Pura (Angela Molina), cuando ésta salga en libertad, ya que se encuentra presa por prostitución, entre otras cosas.
Ricky, que tiene veintitrés años, está solo desde los doce y logró juntar algo de dinero, a partir de pequeños trabajos no demasiado legales. Su sueño es ir a esperar a su madre a la salida de prisión y regalarle un prostíbulo para que ella se haga cargo.
Finalmente, Ricky logra su objetivo, inaugura el Hiroshima Club, pocos días antes de ir a buscar a Pura. Lo desconcertante es que cuando la ve salir y se acerca para darle un abrazo, ella no lo reconoce y poco después se entera que tiene Alzheimer.

DESDE EL CHINO

A partir de ese momento la historia comienza a complicarse para Ricky, que tiene que aprender a lidiar con los negocios ligados a la prostitución y la droga y se ve obligado a tener que asociarse con El Chino (Darío Grandinetti). Este siniestro personaje, maneja el negocio del juego, la droga y la trata y una de sus preocupaciones es vengarse de un comisario, que por error le mató a su hijo, por lo que El Chino, lo amenaza con maatar a Verónica (Blanca Suárez), su hija.
La venganza, la corrupción, las coimas y el saldar cuentas son parte de esta afiebrada historia, en la que Paco Cabezas parece haberse inspirado no sólo en maestros del cine de acción y la violencia, como Quentin Tarantino, sino también en la disparatada estética de Pedro Almodóvar.
Una de las curiosidades que ofrece la película es que fue filmada en Buenos Aires y se utilizaron locaciones que resultan prácticamente irreconocibles para los que conocen la ciudad.
Entre las convincentes y divertidas actuaciones que ofrece la película, se destacan los españoles Mario Casas (Ricky), Angela Molina (Pura) y Blanca Suárez (Verónica), junto a Darío Grandinetti, como El Chino.