Carne de neón

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

PRENDE Y APAGA

CARNE DE NEÓN (2010) brilla más durante sus fogonazos de humor negro que cuando se pone sentimentaloide o se toma a sí misma demasiado en serio. Con su edición vertiginosa, su fotografía cool de videoclip, su potente banda sonora y los ambientes sórdidos en los que se desarrolla la historia, esta película del director español Paco Cabezas remite a los primeros trabajos de Guy Ritchie, especialmente SNATCH (2000). La principal diferencia es que el guión de CARNE DE NEÓN no parece estar tan ajustado y las situaciones se van dando de forma demasiado inconexa. Basado en un cortometraje del mismo nombre, el film cuenta la historia de Ricky (Mario Casas), un joven que vive en la calle rodeado de putas, drogadictos y travestis, y que se entera de que su madre, que lo abandonó cuando era pequeño, está por salir de la cárcel. Entonces, con los ahorros de toda su vida y con la ayuda de sus amigos Angelito (Vicente Romero) y El Niño (Luciano Cáceres), decide abrir un prostíbulo para que su mamá lo administre. Pero claro, no será nada fácil poner en marcha el emprendimiento y las cosas se complicarán bastante cuando entren en escena un mafioso (Dario Grandinetti), policías, productores de cine porno y hasta una inmigrante ilegal embarazada.
La película alterna entre fuertes escenas de violencia explícita, muchas protagonizadas por personajes casi caricaturescos, con otras de enternecedor amor maternal, pero sin conectarlas de forma satisfactoria. En cuanto a las actuaciones, hay algunas destacables, especialmente las de Dámaso Conde como la travesti Infantita (uno de los personajes más logrados y bizarros) y de Ángela Molina como Pura, la mamá de Ricky: ambos entregan los mejores gags y los momentos más conmovedores, pero sin buscarlos de forma explícita, como pasa con Ricky. Por su parte, El Chino (Grandinetti), del que podría decirse que es el gran villano, demora mucho en aparecer y sus diálogos suenan muy exagerados, algo que desentona con el estilo más “callejero” de la película. Lo que sucede con este personaje es una muestra de los tropiezos del guión, que abusa de las coincidencias y se desarrolla de forma caótica y, por momentos, vacilante: CARNE DE NEÓN ilumina de forma intermitente.