Capitán América y el soldado del invierno

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Un elenco estelar con Scarlett Johansson, Sebastian Stan, Robert Redford y Samuel L. Jackson le ponen sal y pimienta a esta segunda aventura al Capitán América.

Dos horas y cuarto tal vez sean demasiado. No porque resulten escasas las escenas de acción, o de suspenso, sino porque pareciera que a la película la hubiera atendido un peluquero holgazán, que no le demarcó las patillas, ni le recortó la nuca o el flequillo.

Aunque cambió de director (ahora la comandan los hermanos Joe y Anthony Russo), la ahora saga de Capitán América mantiene el estándar de calidad que inauguro en 2011 Capitán América: el primer vengador.

En esta ocasión, América y sus compañeros deben neutralizar a un enemigo impensado. Dentro de la corporación Shield, dedicada desde Estados Unidos a velar por la seguridad mundial, han aparecido células patógenas. Un cuerpo de infiltrados, con ideas nazis, ha ido creciendo en su estructura, y está a punto de tomar el control.

Las armas más poderosas de ese enemigo son dos. Una: la desconfianza; ya nadie sabe quién es quién dentro de la organización. Dos: el arma secreta de los espías; un guerrero con una máscara de cuero y un brazo metálico, engendrado con las negras artes, que para colmo tiene algo en común con el pasado del héroe principal.

Es justamente este último personaje, el Soldado del Invierno, uno de los hallazgos del filme. Misterioso, letal, está presentado con gran habilidad, muy buenos planos, y participa en varias escenas de mucho voltaje y destreza.

Pero si de voltaje se trata, se puede destacar como uno de los mejores tramos de acción el ataque contra el vehículo de Nick Fury, el jefe de Los Vengadores interpretado por Samuel L. Jackson. En esos minutos pueden contarse alrededor de una decena de originalidades o al menos rarezas ideadas por los coreógrafos y guionistas en materia de choques, tiroteos, autos blindados, tecnología militar, persecuciones y lucha. Recomendada para los degustadores del género.

A la presencia de Robert Redford también se le pueden dedicar unas líneas. Que este mito viviente de Hollywood, galán pensante, director calificado, padre del festival de películas independientes más importantes de Norteamérica, salga de la cueva para trabajar en esta producción demuestra algunas cosas. Por una parte, el respeto y admiración que tiene por Marvel. Lo otro lo contó el mismo: el cariño por sus nietos. Esos chicos son fanáticos jóvenes de la casa de historietas y el abuelo les dio el gusto de aparecer en una película de la casa.

La película incluye una frase poco agradable. La ponen en boca de Viuda Negra, Scarlett Johansson, quien ante un tribunal dice algo así como: "Sí, nosotros volvimos al mundo tan inestable como es hoy, pero somos los únicos que podemos controlarlo". Un trapito para lavar cerebros.

Al final, bien al final, llegan los títulos. Es una pequeña obrita de arte que conviene quedarse a ver. Les siguen unos minutos más de algo que es el cierre, y también una colilla de la tercera parte que vendrá en cualquier momento.