Capitán América y el soldado del invierno

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

Justiciero de verdad

El personaje es crítico de las políticas de los Estados Unidos.

Cualquier no iniciado en el mundo Marvel imaginaría al Capitán América, a partir de su nombre y su traje, como un personaje chauvinista, propagandista de los valores del más rancio imperialismo estadounidense. Esto dista de la realidad: el Capitán América de las historietas ha sido, en muchas oportunidades, crítico de las políticas llevadas adelante por el país al que representa desde su iconografía. Es lo que sucede en Capitán América y El soldado del invierno, donde Steve Rogers se planta frente a la idea de la guerra preventiva.

La cuestión es así: en la agencia S.H.I.E.L.D. están diseñando un armamento capaz de ubicar y liquidar a los enemigos de la democracia en un parpadeo; el razonamiento es que con veinte millones de muertos se puede mantener a salvo a siete mil millones. Pero al Capitán no le gusta el plan. Y actúa en consecuencia.

Si Luca Prodan viera a Chris Evans lo calificaría de rubio tarado, pero pese a esa cara de pocas luces, el ex Hombre Antorcha (¿cuántos actores habrán interpretado a dos superhéroes diferentes en tan corto lapso?) vuelve a ratificar que el disfraz de Capitán América no le queda grande. En esta oportunidad cuenta con la ayuda de The Falcon, un ex soldado alado que hace su presentación, y de La Viuda Negra, un personaje con mucho más volumen y desarrollo (y no sólo por el traje ajustado de Scarlett Johansonn) que en Los Vengadores y en Iron Man 2, sus dos anteriores apariciones. Otro que tiene mayor oportunidad de lucimiento es Nick Fury, a cargo del gran Sam L. Jackson.

El es el protagonista de la mejor escena de acción de la película, que abunda en persecuciones automovilísticas. También se repite en explicaciones, con flashbacks constantes que pueden marear al que no tenga fresca Capitán América: El primer vengador. Que, dicho sea de paso, era superior a esta secuela, porque contaba los orígenes del protagonista, tenía una atractiva ambientación de época, contaba con Tommy Lee Jones y, sobre todo, con un archienemigo de la talla de Red Skull.

Aquí ese rol recae en El soldado del invierno, una suerte de supersoldado como el Capitán América pero diseñado para el mal, que es misterioso y al principio logra provocar miedo, pero va perdiendo peso con el correr de la película.