Capitán América: Guerra civil

Crítica de Javier Califano - Proyector Fantasma

Mano a mano hemos quedado

Varias batallas ganadas por los Avengers en todo el mundo arrojaron daños colaterales de proporciones catastróficas, de modo que la comunidad política internacional propone que los héroes operen bajo el control de un consejo de seguridad de la ONU. Dicha instancia marca un punto muerto que divide al equipo en dos grupos, uno liderado por Tony Stark/IronMan (Robert Downey Jr.), favorece la pérdida de autonomía por una mediación de la ONU. En oposición estará el grupo dirigido por Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans) que proclama la independencia de acción y responsabilidad que esto conlleva, aunque esto implique actuar –de momento- fuera de la ley.

Iron Man y el Capitán América son dos de los más famosos Superhéroes de Marvel Comics, constituidos tanto en las viñetas como en su paso al universo cinematográfico cohesivo como absolutas contrapartidas. Mientras Steve Rogers representa la austeridad de héroe noble, transparente, desinteresado y moralmente incorruptible. Por su parte Tony Stark es precisamente la deconstrucción de esta imagen, explorando los conflictos de una zona de grises implícita en el millonario egocéntrico, sarcástico, obsesionado por la culpa y una necesidad de ofrendar su legado al mundo.

Toda directriz de una instancia maniquea que establece implacables conceptos de “bueno y malo”, ha de desintegrarse ante un poderoso dilema ideológico,que desde lo teórico gozaba del beneplácito y la virtud de permitirle a Marvel, finalmente, salir de una zona de confort y evolucionar a partir del ya desgastado modelo de sus películas anteriores.

El tono argumental elegido para Capitán América Civil War, en principio, aborda la película desde el triller político y el espionajes como una digna continuación de Capitán América y el soldado de invierno (2014), pero fuese acaso por la adversidad o el revanchismo por exonerar los sinsabores de Avengers: la era de Ultron (2015). Los dilemas y la adversidad alguna vez presentados en las viñetas de Marvel´s Civil War (Millar /McNiven. Marvel Comics 2006) gozaban de una densidad ideológica rica en matices, que no colman las expectativas en su adaptación a la pantalla grande, dado que resulta abordados de manera un tanto desprolija y algo trivial.

A medio camino de aquella gran película que fue Capitán América y el soldado de invierno, en esta oportunidad la tercera entrega de la saga toma un dificultoso camino que la conecta directamente a Avengers: Age of Ultron. De algún modo la trama de Capitán América: Civil War pende de un delgado hilo a punto de perder su condición –e identidad- de película individual, si no fuera por el papel que tiene Bucky Barnes (Sebastian Stan) y por la manera idónea en la que la película explora la relación entre este antológico antihéroe y el noble Steve Rogers. Capitán América: Guerra Civil une, divide y confunde a los personajes apartándolos del thriller de espionajes político.

La responsabilidad y usufructo del poder rigen el conflicto y la dialéctica del ahora desmembrado grupo conocido anteriormente como los Avengers, quienes -como era de esperarse- no tardaran en pasar a la acción desplegando una parafernalia visual de tamaña magnitud en la pantalla. La mencionada escena resulta un match donde cada héroe pone en juego sus fortalezas y esconde sus debilidades mediante una batería de chascarrillos que desdibujan toda intención de impronta épica.

Esta ud. cordialmente invitado a la presentación en sociedad de SPIDER-MAN y BLACK PANTHER
La convocatoria de un joven Spider-Man en el universo cinematográfico de Marvel resulta una bocanada de aire fresco, ya que el personaje da rienda suelta a todo su espíritu socarrón e irónico como un pretexto para poner en evidencia toda su admiración por los héroes de la franquicia de Avengers. Tom Holland es, sin duda, el mejor Spider-Man nunca visto en la gran pantalla, aportando al personaje un loable timing para sus chistes, diálogos y un punto de vista divergentes sobre lo que está sucediendo a partir de la confronta heroica.

Black Panther, el monarca y protector de la nación de Wakanda, interpretado con gran convicción por Chadwick Boseman, es otro de los superhéroes que hace su debut en el universo cinematográfico de Marvel, evidenciando una adaptación realizada con absoluta coherencia y respeto, mediante una minuciosa pintura de personaje con el tiempo que se le consigna durante el relato. Algo sumamente te destacado como pocas veces se ha visto las películas de Marvel.

Spider-Man y Black Panther brindan una muy destacada primera impresión en su incorporación al universo cinematográfica de Marvel con adaptaciones perfectamente realizadas, lo cual pone el listón –o la expectativa- en lo más alto a la espera de sus películas en solitario.

La fórmula Marvel
No obstante y ya pasada la embriaguez de semejante despliegue visual, la película gradualmente retornara al conflicto de fondo, aquel que en un principio estaba planteado como un thriller de espionaje que refuerza su esencia en la contradicción, la duda moral y las acusaciones personales e ideológicas entre Iron Man y el Capitán América. Cada uno presenta como valederos sus motivos a la supervisión de los gobiernos de las actitudes de los superhéroes., incluso desde una no felizmente desarrollada lectura ideológica respecto al guión de la película.

Anteriormente se refirió en este artículo a la denostada “Formula Marvel” actuando como el verdadero enemigo interno que atenta contra el sentido del relato de Capitán América Civil War y tantas otras adaptaciones. Siendo evidente que a lo largo de varias producciones y con la excepción del Loki de Tom Hillestrom, Marvel Studios ha dilapidado notables villanos de las viñetas en socavadas y desacertadas adaptaciones de los mismos en la pantalla. Los siempre exquisitos conflictos internos de los superhéroes de Marvel Comics han obnubilado por completo a los arquitectos de este universo cinematográfico, léase Kevin Feige/Marvel Studios/Disney, redundando en un ombligismo argumental que solo se ocupa de dilemas ontológicos de seres superpoderosos, perdiendo el propósito de dotar las tramas argumentales con meritorias adaptaciones de pintorescos y fascinantes villanos de turno, quienes durante décadas se dieron cita en las publicaciones de Marvel,

Otra de las características algo reprochables de la formula Marvel, consta de “acoplar” una escena dramática sistemáticamente acompañada por una escena cómica, con la necesidad de aligerar el envión dramático hacia el desenlace de cada relato, algo que en varias ocasiones echa a perder todo lo conquistado y advertido anteriormente.

Capitán América: Civil War coquetea con el tormento interior de Superhéroes, cuyos dilemas no les permite tener sus pies firmemente plantados ante un vendaval de tensión, confrontación, contraste y tragedias. En efecto se trata de una obra coral que sigue y pretende explorar con buenas intenciones las motivaciones de sendos grupos de superhéroes, aunque la ejecución de su planteo argumental, honestamente, resulta algo ajustado.

Por Javier Califano