Capitán América: Guerra civil

Crítica de Ignacio Andrés Amarillo - El Litoral

Vengadores a pura venganza

El plan cinematográfico del Marvel Cinematic Universe incluye una próxima cinta bajo el nombre de “Los Vengadores” recién para 2018, cuando empiece “La Guerra del Infinito”. Sin embargo, la tercera cinta del Capitán América termina siendo una historia que involucra a la formación de Los Vengadores al completo, con Tony Stark (Iron Man) como coprotagonista, o antagonista principal, en este caso.
El título de “Civil War” viene de un célebre crossover de los cómics de Marvel de hace diez años, quizás la última megasaga famosa, que llegó a salir en los medios masivos (quizás por eso se mantuvo el título en inglés): la imagen de Spider-Man descubriendo su identidad fue tapa de los diarios del mundo real, en una osada jugada pensada por Brian Michael Bendis, Mark Millar, Jeph Loeb y Tom Brevoort (aunque Millar figura como el firmante principal).
Pero el tema central de aquella historia jugaba (en la mejor tradición de Marvel) con elementos que integran nuestra realidad cotidiana, específicamente con las libertades individuales. Cuando un combate entre superhumanos en Stamford sale mal y muere gente, surge la necesidad de un Acta de Registro gubernamental para todos los supertipos que crea una grieta, no ya entre héroes y villanos, sino a favor o en contra de la medida, lo que termina convirtiendo a Tony Stark (el prototipo del emprendedor privado) en defensor del gobierno y al Capitán América (el tipo que se viste y se nombra con los estandartes del país) como referente de los que pasan a la clandestinidad.
Como dos extraños
En el contexto del MCU, la lucha parece circunscribirse a los Vengadores (los principales héroes manejados directamente por Marvel Studios y Disney). El detonante es una misión exitosa pero con bajas civiles en Lagos, Nigeria, que genera indignación en varios lugares, ya que lleva a un llamado de las Naciones Unidas para controlar a los superhumanos (ya no es sólo el gobierno estadounidense). Entre los indignados está Wakanda, misterioso país africano que perdió a una misión de paz en el combate entre villanos y vengadores.
Stark alinea a Viuda Negra, Visión y Máquina de Guerra, mientras que Steve Rogers no quiere firmar, al igual que la Bruja Escarlata y Falcon. Hawkeye dice que va a retirarse, y Hulk y Thor están fuera del panorama.
La reunión de la ONU en Viena termina mal, con un atentado atribuido a Bucky Barnes (el antiguo amigo del Capitán, convertido en el Soldado del Invierno), crecerá el enfrentamiento entre el héroe del escudo y sus (ahora ex) compañeros con nuevos jugadores en el escenario: Pantera Negra (el nuevo rey y héroes wakandano), Ant-Man (que viene de su propia película) y... sí, contémoslo porque ya se había comentado: Spider-Man, en su tercer relanzamiento (aquí se retoma su manipulación a manos de Stark, uno de los temas de la “Civil War” dibujada). Y un misterioso personaje, un tal Zemo, que tiene su propia agenda, y disparará los acontecimientos que generan y fortalecen la discordia.
Fuera de broma
Es de suponer que para los hermanos Anthony y Joe Russo, habituales creadores y directores de comedias, ha sido todo un desafío ponerse al frente de una película de estas características (aunque ya dirigieron la entrega anterior del Capitán y hubo otros retos de estos, como Kenneth Branagh dirigiendo la primera de Thor: quizás otro ejercicio shakespeareano para él). Sobre todo porque el tono obliga a que sea como un filme de los Vengadores pero sin los pases de comedia habituales: Stark es más “amargo” y enojado, las relaciones son tensas, pasan cosas feas, y no está Thor para ponerle su campechanismo vikingo. Así que la cosa pasa por gente rompiendo cosas grandes, mucha demolición, y demasiado fuego amigo.
Si bien no están aquí las coreografías visuales de Joss Whedon, el despliegue visual está presente en varias escenas colectivas, como la misión de apertura, la persecución en el túnel (alguno se habrá acordado de “Akira”) y por supuesto el clímax de la batalla colectiva en el aeropuerto, con lucimiento para Ant-Man y Spider-Man y el correspondiente homenaje a “Star Wars” (que esta vez va más allá de la amputación, aunque haya alguna; una marca que puso Kevin Feige, líder de Marvel Studios, fanático de la franquicia de George Lucas... que también está bajo la órbita de Disney, curiosamente).
Como aporte de diseño, el traje de Pantera Negra es bastante logrado, y combina con un personaje que cae siempre parado y sin hacer ruido. También el vestuario de Spider-Man, sencillo en cuanto a texturas pero dotado de expresión en los ojos. Y a nivel efectos, lo más vistoso es una escena menor, donde podemos ver a un Tony joven, para lo que hubo que rejuvenecer artificialmente a Robert Downey Jr.
En cuanto al guión, quizás haya algo de decepción para el espectador hacia el final, cuando algo que parece que va a pasar no pasa, porque en realidad lo que se quiere enfatizar es otra cosa.
Bajo las máscaras
Es difícil destacar talentos actorales individuales en un filme tan coral, aunque podríamos empezar en el juego entre Downey y Chris Evans, firmes en sus posiciones antagónicas, entendibles ambas (Stark salió peor parado en el cómic). Scarlett Johansson sigue interesante como Natasha Romanoff (Viuda Negra), ahora con un principio de contrapunto en la cachetona prestancia de Emily VanCamp como Sharon Carter (Agente 13). Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff/Bruja Escarlata) ya pone lo propio como para no ser la hermanita menor de las mellis Olsen, y Paul Rudd acompaña con su Ant-Man un poco pelotazo. El resto de los disfrazados (Anthony Mackie, Don Cheadle, Jeremy Renner) acompaña, aunque hay que resaltar que Tom Holland puese ser una buena elección para Spider-Man: recupera la onda adolescente y nerd, y trae de yapa a Marisa Tomei como la tía May (sale viejita simpática y entra veterana guapa): ambos tendrán su momento en película propia. Veremos si Chadwick Boseman (T’Challa/Pantera Negra) también crece en el largometraje que el MCU tiene en agenda.
Daniel Bruhl le pone el cuerpo a un Zemo al que podría sacarle un poco más de jugo. Por lo demás, William Hurt, Martin Freeman, John Slattery, Hope Davis y Alfre Woodard aportan secundarios y apariciones. Y sí: Stan Lee también se dio una vuelta.
Los grandes héroes tendrán un respiro para lamer sus heridas. Doctor Strange es la próxima estación del MCU: la cosa puede ponerse muy mística, de una manera literal.