Capitán América: Guerra civil

Crítica de Alejandro Páez - Madzine

Fanatismo Vs Fascismo. Crítica a ‘Capitán América: Guerra civil’

Ese es el problema con la ideología, es demasiado sexy. O genial, o canchera, o la magnitud que les sirva para medir algo que les encanta. La propuesta de la película era elegir un bando, o nos sumamos a la estúpida y sensual regulación fascista de Robert Downey AKA Iron-Man o al liberalismo fanático del Capitán América. La trampa no está en elegir, ninguna de las posturas es realmente profunda y lo más importante es quien golpea más fuerte. Sí elijo al Capi es porque me opongo al imperialismo corporativo burgués de Tony, quien está del lado de los poderosos. El pobre diablo que lucha en contra de las fuerzas hegemónicas es mi héroe, pero no porque su causa sea más justa, no, sino porque es el que pelea más salvajemente, el que recibe el golpe y permanece.

Las facciones en conflicto en la película, se conforman para dar cuenta de las diferencias, como un ejercicio de expiación. El villano es invisible, no existe, es el mismo fantasma de las consecuencias. La trama recuerda demasiado a Iron-man 2, en todo caso, puede pensarse como ejecución excelsa de esa historia insuficiente. ¿Cuál es el verdadero demonio de los vigilantes? No son los villanos, sino las víctimas, aquellas que nunca pudieron ser salvadas, y que cuando la batalla por la “liberación del mal” sucede deben escarbar por los cuerpos y cavar las tumbas.

Los Avengers se elevaron como la fuerza policial mundial contra el alien, el ajeno, el enemigo. ¿Pero qué sucede con el soldado cuando se acaba la guerra? Pues, sencillo, inventa una. Esto es Civil War, mirar en el otro lo que uno mismo es. Capitán América Vs Iron-Man, héroe Vs héroe, hermano Vs hermano. No es diferente de la historia de Thor y Loki, la cual reproduce la vieja fórmula freudiana del hermano-enemigo, siendo la causa de la pelea el trauma eterno del edipo, esto es: establecerse como figura de autoridad para tener los favores de aquellos que le dieron origen.

Pero como dijimos al comenzar la crítica la ideología se come de a cucharones, gozo de este drama, mi apuesta va en razón de la emoción y la violencia y no realmente en lo que esta significa. Se disfruta mucho la aparición de Spider-man, Holland es quizás la mejor interpretación que vi de la araña en el cine. Pantera Negra también es un personaje a destacar, una cuota justa de solemnidad y honor. Zemo, también resulta en una participación acotado pero justa, como la puñalada.

La debilidad está en el origen de la disputa, la irracionalidad de las posiciones nubla el desarrollo coherente de la trama. Las capacidades intelectuales están anuladas, todo se resume a quien golpea más fuerte. Y no es que tenga un inconveniente con ello, solo que al final me sentí incompleto. Pero en medio de la artificialidad de la historia hay destello de un realismo efímero y memorable. La escena (la cual se encuentra también en el trailer) dónde Iron-Man detiene el disparo de Bucky Barnes resalta en medio del combate como algo auténtico. Tony se sorprende de la realidad del arma que representa un peligro verdadero, no es el monstruo ni el robot ni el dios lo que produce esta reacción, sino la vulgaridad del disparo.

Destellos como este surgen, casi como accidente, en un film que nunca pudo estar a la altura de las expectativas, las cuales siempre son sublimes.