Capitán América - El primer vengador

Crítica de Tomás Maito - A Sala Llena

Mucha espectacularidad, poco desarrollo.

Es habitual que en los films de superhéroes de los últimos tiempos se busque la efectividad, el hacer películas con efectos especiales por doquier, que a su vez son encadenados por grandilocuentes escenas de acción que sólo tienen el fin de entretener al público, lo que las lleva a dejar el desarrollo de la narración un tanto de lado; obvio que hubo excepciones como El Caballero de la Noche de Christopher Nolan, pero recientemente, más que nada con las obras adaptadas de comics de Marvel, se ha dado tal situación, ya sea con Thor de Kenneth Branagh y X-Men: Primera Generación de Matthew Vaughn, en tanto que con Capitán América: El Primer Vengador de Joe Johnston vuelve a suceder lo mismo.

El film, de un comienzo estable y un tanto prometedor, narra acerca de cómo Steve Rogers (interpretado por Chris Evans) se convierte en el Capitán América. Luego de ser rechazado en varias oportunidades para ingresar al servicio militar estadounidense para ir a luchar a la Segunda Guerra Mundial, el timorato joven es reclutado por el profesor Erskine (Stanley Tucci), un científico que le percibe un don, el cual estaba buscando en alguien para a través de un experimento científico convertirlo en un súper soldado.

En un principio, la introducción resulta destacada, la recreación de la década de 1940 es auspiciosa, desde los decorados y el vestuario hasta la tenue fotografía; pero a medida que Capitán América: El Primer Vengador se va desarrollando, resaltan cada vez más las fallas por parte del guión, el cual omite demasiadas características fundamentales que permitirían un mejor desarrollo de la historia.

Por momentos, la película de Johnston (realizador de otros films fantásticos como Rocketeer o Jumanji) carece de verosimilitud aun dentro de un género fantástico; se notan mucho los excesos en lo que respecta al plano de las escenas de acción, ya que ni en un marco de un film de superhéroes algunas tomas de excéntrica espectacularidad parecen creíbles.

Pero con lo que respecta al libreto, muchos hechos carecen de justificación, nunca se sabe acertadamente acerca del porqué de las cosas, o a lo sumo algunos acontecimientos que suceden resultan muy poco admisibles, ya sea por falta de información o por excluirlos completamente de la diégesis; por ejemplo nunca se explica el motivo por el que Rogers es el elegido, o al menos el absurdo método casual por el que lo recluta Erskine resulta plenamente insuficiente al momento de concretar el lazo narrativo.

Otra falla argumental que le juega en contra a Capitán América: El Primer Vengador es la poca profundidad que tienen sus personajes, es como si estos tuvieran una personalidad desencontrada: se plantea que Rogers es sereno y bondadoso para tomar decisiones, aunque luego la venganza y el personaje en sí en el que se transforma lo terminarán dominando; por otro lado, su antagonista y archienemigo Red Skull (Hugo Weaving) pareciese aparentar un ser maligno por naturaleza, aunque quizás éste era un personaje en el que se podría haber apostado más en un plano psicológico de la demencia, pero esto nunca se manifiesta de tal manera y el enemigo de turno termina resultando, en parte, más inofensivo de lo que podría haber sido.

En conclusión, Capitán América: El Primer Vengador de Johnston deriva en un film intrascendente que vuelve a mostrar una pobre entrega del superhéroe de Marvel como en la versión de 1990 de Albert Pyun; siendo que las diversas fallas narrativas de esta nueva obra hacen que sea bastante trivial, más que nada en una segunda parte dónde todo parece una serie de escenas de acción que hacen que el contenido de la película sea un tanto dispar.