Capitán América - El primer vengador

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

INOCENCIA ININTERRUMPIDA

Marvel coloca la última pieza del rompecabezas. El súper equipo está listo para salir a la cancha, lo que sucederá el año que viene. Y la más reciente incorporación es CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR (CAPTAIN AMERICA: THE FIRST AVENGER; 2011). El director Joe Johnston (THE ROCKETEER, JUMANJI, JURASSIC PARK 3, THE WOLFMAN) traslada satisfactoriamente a la pantalla grande al personaje creado en 1941, con espíritu retro e incluyendo buenas dosis de humor y acción. Ahora sí está todo listo para la llegada de LOS VENGADORES (THE AVENGERS, 2012).

El film toma elementos del cómic original y de la más reciente saga “The Ultimates” para construir una entretenida aventura con estilo de serial que pega bastante bien con la época en la que se desarrolla la historia, los años 40’, en plena Segunda Guerra Mundial. El flacucho Steve Rogers (Chris Evans) es rechazado para ingresar al ejército, pero se le presenta una nueva oportunidad para proteger a los débiles. El Dr. Erskine (Stanley Tucci) le ofrece la posibilidad de ser parte de un proyecto secreto y es así como Rogers se convierte en un Súper-soldado. Ya con la identidad de Capitán América es usado como un instrumento de propaganda por el gobierno de Estados Unidos, pero al poco tiempo tendrá la oportunidad de demostrar sus habilidades en el campo de batalla y de enfrentarse a Red Skull (Hugo Weaving) y a los soldados nazis de Hydra.

Evans nos hace olvidar ese enojo nerd que nos había causado por ya haber interpretado a otro personaje del universo Marvel, la Anotrcha Humana en LOS CUATRO FANTÁSTICOS (FANTASTIC FOUR, 2005) y su secuela, y cumple construyendo un personaje muy querible, con la misma mezcla de inocencia y valentía que tiene el Capi en los cómics. Mucho tiene que ver el guión y la manera en la que se va construyendo el personaje: durante la primera parte de la película Steve da más pena que otra cosa, algo muy diferente a lo que pasa, por ejemplo, con Thor en el anterior film de Marvel. El resto del elenco también se la banca y a pesar de lo que uno podría esperar, Tomy Lee Jones no es desperdiciado en su papel del Coronel Phillips e incluso participa en una de las secuencias de acción. Algo desdibujado aparece Red Skull, aunque no por culpa de Hugo, si no de un personaje escrito para ser un malo sin matices. Eso sí, hay una muy interesante frase del villano, quien –con una reflexión que parece de otra película– le critica al Capi el hecho de pelear en nombre de todo el mundo pero llevar los colores de una sola bandera.

El tema con CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR es que, como ya se dijo, se eligió acertadamente hacer un film con esa onda retro, con buenos muy buenos y malos muy malos. El film reconstruye una época y también un tipo de narrativa. Es un producto con autoconciencia, ingenuo porque debe serlo, porque así eran (y esa es la palabra clave: “eran”) los cómics y los héroes de esos años. No es pro-yanqui. Es pro-nostalgia. Es homenaje. Vean si no los maravillosos créditos finales armados con los afiches de propaganda de la Segunda Guerra Mundial; o la escena en la que el Capi avanza en moto perseguido por nazis a los que lanza todo tipo de trampas: eso es pura ingenuidad vintage. Gana por simpatía.

Quizás podría criticarse el hecho de que no hay ninguna novedad en lo narrativo ni en lo visual, algo que puede adjudicarse (para hacerle gancho) a la elección de cómo se cuenta la historia, aunque eso no lo hace perdonable. La cuestión es: ¿se puede sentir nostalgia por algo que no se vivió? La película obviamente apunta a un público masivo y hay mucho riesgo de que no sea comprendida como lo que es. El final también se siente algo acelerado, pero la emoción de saber que Los Vengadores ya son una realidad es algo indescriptible, sobre todo después de ver el avance post créditos.