Cantinflas

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Jaenada, razón excluyente para recomendar “Cantinflas”

Dos héroes evoca esta película: el gran cómico Mario Moreno, alias Cantinflas, a quien los mexicanos deben la conquista del mercado hispanohablante, la Casa del Actor, y la presencia del verbo cantinflear en el diccionario de la Real Academia, y el empresario Michael Todd, a quien los norteamericanos deben varios aportes al show business, la pantalla Todd-AO para no pagar el uso del Cinemascope, y, en especial, la creación del cameo, yeite que permite acrecentar el número de estrellas sin vérselas negras después, para pagarles. Ambos hicieron brillar "La vuelta al mundo en 80 días", un suceso internacional de los años 50, que los conocedores todavía aprecian.

Ese proyecto fue posible gracias al cómico. Por eso, la anécdota que une a ambos héroes sirve para recordarle al mundo entero que, sin mexicanos, más de un norteamericano estaría perdido. Viceversa, gracias a ese suceso, Moreno fue el primer mexicano que ganó un Globo de Oro en el Hollywood todavía desdeñoso de los "hispanos" como él. Y les ganó a Yul Brinner y Marlon Brando, nada menos, que eran los actores de moda.

Pero ahora surge acá un tercer héroe, indispensable para que todo esto pudiera contarse: el grandioso camaleón catalán Oscar Jaenada, un flaquito que años atrás vino a Pantalla Pinamar con el biopic de Jaime Chávarri "Camaleón". Ahí él era, auténticamente, Camarón de la Isla. Acá es Mario Moreno, en pose, voces, todo, sin error alguno. Para más, lo representa con toda naturalidad a lo largo de 26 años de vida: el muchachito que llega a una carpa de variedades en 1930, los intentos de boxeador y novillero, las sátiras, el origen del personaje Cantinflas, la evolución, su forma de plantarse y hablar según fuera el público o el escenario, la vida sentimental, las crisis y reconciliaciones matrimoniales, las luchas gremiales, que llegaron al uso de las armas, la inauguración del Teatro de los Insurgentes con un enorme mural de Diego Rivera, la consagración de 1956, etcétera.

Y cuando uno cree que Jaenada ya se lució de todos los modos posibles, ahí aparece en los créditos finales, recreando el famoso baile de Cantinflas con Elaine Bruce en "El bolero de Raquel". Un actor admirable, pero que (lamentablemente esto también hay que decirlo) es lo mejor y lo único irreprochable de la película. El estilo medio anticuado, las libertades históricas innecesarias, la discutible elección de ciertos intérpretes para encarnar figuras famosas, son limitaciones graves, aunque menos que la ignorancia de las nuevas generaciones.

Por ejemplo, es muy buen guiño cuando Rafael Amaya gira en su taburete tal como hace Frank Sinatra en "La vuelta al mundo...". Lástima que no se parece a Sinatra, y que los espectadores actuales nunca vieron "La vuelta al mundo..." Tampoco saben quién era Cantinflas. Bueno, eso les pasa por llegar tarde. Pero están a tiempo para saber quién es Jaenada.

Idea y producción, Adolfo Franco y Vidal Cantú, de Kenio Films, Monterrey. Investigación y libreto con licencias dramáticas, Edul Tijerina. Dirección, Sebastián del Amo, autor de "El fantástico mundo de Juan Orol", sobre el histórico director de cine popular que hizo "La mesera coja del café del puerto", "Gangsters contra charros" y "El fantástico mundo de los hippies". Puro México.