Camino a la redención

Crítica de Martín Lipszyc - Comunar

Camino a la redención es el debut como director de largometrajes del multipremiado guionista Guillermo Arriaga, y cualquiera que haya visto su trabajo como escritor podrá detectar las influencias de quien fuera su socio en el pasado, Alejandro González-Iñárritu. Tras la separación de esta exitosa dupla responsable de films como Amores Perros, 21 gramos y Babel, Arriaga se lanzó detrás de las cámaras para dirigir esta historia protagonizada por Charlize Theron y Kim Basinger.

El sello de sus trabajos pasados está presente en el estilo narrativo, haciendo un uso constante de las idas y venidas temporales para que luego el espectador arme el relato por cuenta propia.

Hay entonces tres partes de una misma historia.

Sylvia -Charlize Theron- es una mujer desencantada con la vida y con una clara dificultad para establecer vínculos afectivos. No sabemos lo que le ha sucedido en el pasado, pero claramente carga con una historia turbia. Su vida da un vuelco fenomenal cuando un buen día aparece un mexicano que le trae a una niña de unos 15 años, asegurándole que es su hija y que el padre está agonizando en un hospital.

Paralelamente está la historia de Mariana -Jennifer Lawrence-, una joven de 16 años que comprueba cómo su madre, Gina -Kim Basinger-, engaña a su padre, quien suele ausentarse del hogar por obligaciones laborales. Gina ha encontrado en Nick a un amante cariñoso y atento, alguien que realmente la hace sentir bella y querida. Ambos tienen un escondite en medio de la ruta en donde llevan a cabo los encuentros amorosos, lugar que es descubierto por Mariana.

Y por último, tenemos nuevamente a Mariana, pero un tiempo después, una vez que tanto Gina como Nick han muerto en un accidente. El fallecimiento de los dos dejó al desnudo el engaño no sólo de la madre de Mariana, sino también el del padre de Santiago, un joven adolescente. Mientras ambas familias se declaran el odio mutuo, Santiago y Mariana comienzan una relación a escondidas, primero amistosa y luego amorosa.

Estas tres porciones temporales servirán como pasado y presente con el estilo que Arriaga ha demostrado en sus guiones.

El film es bueno sin sobresalir. El director apela a un recurso que ya le ha dado resultados a sus textos, aunque no por ello es menos elogioso el buen manejo para mantener la intriga y el misterio a medida que pasan los minutos. Charlize Theron reafirma su status de gran actriz, abandonando una vez más la pose de femme fatale, que para ella sería mucho más fácil. Es muy interesante el trabajo de Jennifer Lawrence, una cara que evidentemente veremos más seguido en la pantalla gigante.

No creo que quede mucho más por decir de una película que es correcta y cumple con el espectador, aunque sin dudas no estamos hablando de un hito del cine. Sin embargo, vale la pena aclarar que, si se tiene en cuenta que es un debut para el director, el futuro se presenta más que promisorio.