Caminando entre tumbas

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

A paso de policía

El gran éxito de Liam Neeson en los últimos años se llama Búsqueda implacable (Taken, en el original) y este nuevo policial, Caminando entre tumbas, va hacia el mismo camino. Sólo un dato comercial es que ya había recuperado bastante de su inversión antes del estreno, por la venta de derechos a mercados internacionales.

Ahora bien, los parecidos son sólo eso, parecidos. En Caminando entre tumbas hay mucho menos acción que en Búsqueda implacable. Y no es la única diferencia.

Neeson, actor irlandés con más de una centena de filmes realizados (una buena cantidad de ellos, buenos) es un innegable animal del cine, de un gran magnetismo. Cualidad imprescindible para este tipo de películas donde se pasa una gran parte ocupando los planos, y muchas veces en escenas austeras en las que apenas camina, piensa, mira, busca, habla, actitudes típicas de un investigador.

Policía retirado, su personaje es convocado por un traficante menor de drogas para descubrir a quienes asesinaron a su novia. Dato para anotar: Matt Scudder (así se llama el personaje) es la creación de un escritor de novelas policiales conocido en Estados Unidos, Lawrence Block, que remite a otros autores más conocidos en el género, como Elmore Leonard. Scudder ya apareció en casi dos decenas de libros, pero esta es apenas la segunda vez que "trabaja" en la pantalla grande. La primera fue en 8 millones de maneras de morir, filme en el que fue encarnado por Jeff Bridges, en 1986.

El filme trabaja muy bien el paso a paso de la investigación y así atrae interés hacia su molino. Pero es una pena que eso se contraponga con cierta falta de ritmo.

Pero una de las virtudes de Caminando entre tumbas es que está bien filmada, bien contada y logra muchas atmósferas interesantes, sobre todo porque esquiva toda grandilocuencia. Atendible también el trabajo de locaciones, que hacen que Brooklyn y toda Nueva York no se parezcan a una postal clásica.