Caminando entre tumbas

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Cuando la ley cae en desgracia

Liam Neeson, en un nuevo policial que eriza la piel y cuenta con crudeza la revancha de su antihéroe.

¿Qué sucede cuándo el ejercicio de la ley cae en manos equivocadas por no encontrar su aplicación justa por los canales oficiales y debidos?

Tema de innumerables títulos, es la raíz de Caminando entre las tumbas, estreno que protagoniza Liam Neeson, en el papel de Matthew Scudder, un ex policía alcohólico que después de perder su empleo, trabaja como investigador privado sin licencia, haciendo favores, sobre todo, a sus amigos.

El asunto en cuestión surge cuando Kenan Khoury contrata al detective para vengar la muerte de su mujer, secuestrada y asesinada a manos de un grupo de traficantes de drogas, conocidos por torturar a sus víctimas.

Matt se larga a la búsqueda de los criminales en los bajos fondos de Brooklyn, contando con la ayuda de dos genios informáticos, un joven callejero y Elaine Mardell, una amiga prostituta.

El camino de la investigación depara algunos giros interesantes al planteo liso y llano de la historia.

Scott Frank, escribió los guiones de Minority Report, El vuelo de Fénix y dirigió y escribió The Lookout.

En Caminando entre las tumbas, vuelve a dar con la tensión justa entre la acción y el suspenso que condimentan el transcurso de un relato que erizar la piel con las implicancias que plantea y cuenta con crudeza la revancha de este anti-héroe.

Cuenta, para su favor con un actor de altura física e interpretativa que salva cualquier bache narrativo, y se plante en un personaje derivado de un best-seller que puede y dará lugar a títulos sucesivos.

Neeson tiene un vínculo fluido con la cámara, y la cámara, con un entorno que el equipo técnico supo aprovechar para transmitir un ambiente corrupto y corrompido, donde la ley que impera es la propia.