Caminando entre tumbas

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

A LA SOMBRA

Aunque también hay secuestros, CAMINANDO ENTRE TUMBAS (A WALK AMONG TOMBSTONES, 2014) no es otra BÚSQUEDA IMPLACABLE (TAKE, 2008). En este nuevo film, Liam Neeson pasa mayor tiempo haciendo trabajo detectivesco que repartiendo tiros y golpes. Lo que no cambia (ni siquiera con respecto a otras películas recientes con el actor) es la personalidad del protagonista, el detective privado Matthew Scudder, en lo que se acerca peligrosamente a un caso de posible encasillamiento: ya hemos visto antes a Liam como un tipo duro, solitario, cínico y resuelto. Quizás aquí esas características tengan más sentido que nunca, teniendo en cuenta que el film (y la novela en la que se basa el guión) toma mucho del género noir. La influencia se blanquea en un curioso guiño meta-lingüístico en una escena (uno de los personajes menciona a Sam Spade y otros detectives de la novela policial negra), pero es uno de los pocos momentos en los que la película intenta levantar vuelo más allá del marco de su género. CAMINANDO ENTRE TUMBAS se mantiene siempre a la sombra: es un thriller detectivesco convencional que, a pesar de los giros argumentales, nunca logra sorprender del todo, pero al menos no aburre, lo que ya es algo.
Scudder, el protagonista, investiga a unos secuestradores que siempre atacan a mujeres relacionadas con traficantes de droga. A pesar de que se cruza con mucha gente en el camino (incluido un chico abandonado/enfermo/dibujante que se supone debe conmovernos pero es más bien insoportable), el personaje de Neeson resulta ser el único interesante (y lo seria más si no fuera el mismo papel que hace casi siempre). Y no es tanto por el guión, sino por la presencia y experiencia del actor que lo interpreta. Sin embargo, la vulnerabilidad que se le quiere dar con su pasado de alcohólico nunca tiene el peso necesario como para otorgarle otra capa al detective. Más allá de todo, CAMINANDO ENTRE TUMBAS justifica su existencia brindándonos una nueva escena de Neeson hablando con los malos por teléfono, así con ese tono bad-ass, las frases rudas y las promesas que dan miedo. Me gustaría hablar por teléfono como él.