Camila saldrá esta noche

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

La adolescencia, entre el deseo y el empoderamiento

Lo único permanente es el cambio para Camila. De sus días distendidos en La Plata, de golpe tendrá que ir a vivir a Ciudad de Buenos Aires. Otra casa, otras amistades, otro colegio, otra adolescencia. La Plata es “el interior” para los porteños, una denominación bien conocida para la directora cordobesa Inés Barrionuevo, quien en su cuarto largometraje alcanza su film más logrado. “Camila saldrá esta noche” es una película que pinta de maravillas un retrato generacional para los y las jóvenes que están entre los 16 y los 18 años. Se termina la secundaria, se viene la vida adulta, parece que todo vuelve a comenzar y nada se termina de aprender del todo. La abuela de Camila se está muriendo y su mamá necesita estar cerca para cuidarla. Allí se dispara el cambio de planes. Pero todo se le complica a esta joven de carácter fuerte, que no se calla nada, que defiende los derechos de las mujeres y encima le toca un colegio privado donde lo primero que le piden es que saque el pañuelo verde de la mochila. Con un cuidado trabajo de fotografía y diseño de arte, Barrionuevo cuenta una historia donde los colores mandan. La vida de Camila cambió de matices, hay otra luz en su vida y también en su casa, en la escuela, en su mirada. Con ojos que se encienden cuando aparece el deseo, que no sabe de prejuicios. Y en ese camino de búsqueda se topará con un compañero perverso que la obligará a otro desafío por afrontar. La película de Barrionuevo muestra cómo los adolescentes viven sorteando obstáculos propios y ajenos para encontrar su yo y también de qué modo se vinculan con la familia y sus mandatos, con las instituciones y el poder. Y también hace foco en las amistades reales, esas que saben poner el cuerpo cuando más se las necesita.