Calvario

Crítica de Sergio "Brujito" Olivera - CiNerd

CALVARIO

LÍBRANOS DEL MAL...
Sergio “Brujito” Olivera

Al pensar en cómo comenzar estala primera frase de la película. Decidí no hacerlo porque creo que parte de la experiencia cinematográfica que CALVARIO (CALVARY, 2014) ofrece se canaliza a través de este inicio. Las luces de la sala se apagan, se suceden las placas de los estudios involucrados en la producción e, inmersos en el silencio, esta línea de diálogo llega a nosotros desde el fuera de campo. La potencia de lo que se dice se ve incrementada al sernos vedada la cara de quien lo dice. Sólo vemos al Padre James (un enorme Brendan Gleeson) y el torbellino de sensaciones que esta frase genera en él.

Ahora bien, no soy un tipo religioso ni mucho menos. Suelo despreciar fuertemente las películas adoctrinantes u ortodoxas de las arcaicas normativas de la iglesia católica. Felizmente, ésta no es una de ellas. De hecho, si bien la presentación del Padre James logra que el espectador empatice inmediatamente con él, el guion no lo expía de sus culpas como padre ausente y como representante de una institución sacudida por los casos de abuso sexual infantil que, cada vez con más fuerza, salen a la luz. La película no se centra en el James-Cura, sino en el James-Hombre, con toda la complejidad que esta simple condición le otorga al personaje.

Así, el Padre James se mueve por el barro de su pueblo, no como un ejemplo de los buenos valores, sino como un optimista cansino. Una suerte de personaje trágico que intenta mantenerse fiel a sus valores, más allá de los fantasmas propios y ajenos que lo rodean. El pueblo entero ve en él un elemento de burla y descarga de odios, frustraciones y violencia. Él, un ex-alcohólico que se ordenó a la Iglesia luego de la muerte de su esposa, abandonando a su hija, soporta este maltrato intentando alejar a los pobladores de sus propias miserias.

Uno de estos pobladores anuncia al Padre James que va a matarlo en el transcurso de una semana. La narración no nos permite ver quién es el que profiere dicha amenaza. Y detrás de esta omisión se oculta una de las grandes virtudes del guion de la película. Por su construcción inicial, la historia podría haberse desarrollado como un thriller en el que se busca la identidad del futuro asesino. Contrario a esto, el guion se encarga de construir al personaje del Padre James en su derrotero durante esta semana de vida y sus constantes roces con los habitantes de un pueblo desde una mirada tan feroz y cruel que, finalmente, la identidad del asesino deja de ser un factor importante. La película acierta en no centrarse en la búsqueda del asesino, sino en el calvario del cura mientras se acerca al día fijado para su ejecución.

El gran punto a favor del guionista y director John Michael McDonagh (THE GUARD) es el haber abordado esta historia tan oscura y opresiva desde un lugar descomprimido. El dejar de lado la solemnidad al tocar temas tan punzantes dota a la película de cierta frescura. Ojo, esto no debe malentenderse. McDonagh no trata estos temas livianamente, sino que los aborda desde una ironía salvaje, la construcción del drama se da con intervalos de un humor tan negro como sobrecogedor.

Todo esto convierte a CALVARIO en una película incómoda, si. Pero también fascinante. Una película que deambula por múltiples caminos, generando estados de ánimos fluctuantes en el espectador. Es una grata sorpresa que las distribuidoras hayan decidido estrenar este film en el país, aún sabiendo que no será un gran éxito y que –casi, con seguridad– no durará mucho más de una semana o dos en las carteleras. Al menos tenemos unos días para aprovechar y verla.