Calles de la memoria

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Puente entre pasado y presente

¿Es posible construir memoria sin anclarse en lo ya ocurrido? ¿Cómo hacer de ella algo activo y comunitario? Desde hace algunos años, los vecinos de Almagro y Balvanera, agrupados en la entidad Barrios x Memoria y Justicia, encontraron una posible respuesta colocando baldosas con inscripciones alusivas al accionar del terrorismo de Estado durante los años '70 en los diversos barrios porteños. El fin es mantener presente el pasado con miras al futuro: al fin y al cabo, si hay algo que caracteriza al nuevo film de la directora de Tinta roja y Gorri es poner en tensión el absolutismo de las temporalidades exhibiendo su relatividad.

La voz en off de la primera secuencia explica la idea germinal del proyecto. Iniciado en el centro de un taller de documentales compuesto mayoritariamente por estudiantes latinoamericanos y españoles, el objetivo era poner en perspectiva la funcionalidad de esas baldosas, analizando la opinión de los transeúntes y el conocimiento y aceptación -o no- de los vecinos. Pero el entramado ético detrás del dispositivo empieza a complejizarse a medida que los jóvenes cineastas se cuestionan no sólo el accionar de los vecinos sino también el propio, y que las cámara se inmiscuye en la rutina del grupo vecinal, retratándolos en pleno debate del quehacer cotidiano.

Así, esta suerte de documental sobre la confección de un documental que es Calles de la memoria traza un puente entre la militancia del presente y la del pasado. Y lo hace evadiendo lo museístico -una de los grandes dilemas de los vecinos es cómo hacer del pasado algo activo- pero también la entronización enceguecida.