Caíto

Crítica de Rodrigo Molina - Loco x el Cine

El Amor (segunda parte).

Este film que juega con el documental y la ficción tiene como antecedente un corto homónimo con el que en 2004 Guillermo Pfening ganó el premio George Méliès que entregan la Embajada de Francia con la Cinemateca Argentina y que todos los años gira en torno a un tema. En él nos presentaba a su hermano Luis Gustavo Pfening (Caíto), con quien apenas se lleva un año de edad y que sufre una enfermedad degenerativa llamada distrofia muscular.

Varios años después y con la excusa de filmar una ficción donde su hermano sea el protagonista, Pfening nos trae su primer largometraje donde continúa esta historia. Este oscila entre el backstage de la película que están intentando filmar, el registro de la vida diaria de su hermano y la ficción propiamente dicha, donde Caíto puede cumplir uno de sus deseos más profundos: Ser padre.

Sin descuidar cuestiones estéticas ni la realidad que lo rodea, el director nos cuenta un relato que irradia luz (espiritualmente hablando) y que no necesita de golpes bajos ni esclarecimientos para tocarnos las emociones. Cada plano, cada secuencia, cada material de archivo están puesto con certeza y buen gusto. Un film sólido con una banda sonora (que incluye a Francisco Bochatón y Gepe) que no hace más que sacar más brillo a sus mejores momentos.

Pero si hay algo que ronda durante toda su extensión es el Amor. Eso: Amor, con mayúscula. Relato tan simple y tan complejo a la vez, pero que en definitiva es Amor. La única palabra que se me viene a la mente luego de ver Caíto es esa. Guillermo Pfening retoma en poco más de 70 minutos una historia de Amor (insisto en ponerlo en mayúscula): el que le profesa a su hermano, a la vida, a sus amigos, a su familia y pueblo (Marcos Juárez, Córdoba). Decir que Caíto es una película sobre este hombre con distrofia muscular es caer en una falacia. Es la historia de Guillermo (me tomo el atrevimiento de llamarlo sólo por su nombre) y de todos aquellos que lo rodean. Caíto es una coartada, una hermosa excusa, para hablarnos de la vida y de los sueños, sobre amar y ser amado.