Caíto

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Una historia de Marcos Juárez

Como cortometraje, "Caíto" ganó el premio George Mélis hace nueve años. El largometraje llevó cinco años y tuvo el apoyo de Pablo Trapero, que sugirió el aspecto de documental. Finalmente, la película se consolidó como una docuficción. Su director, Guillermo Pfening, actor de "Nacido y Criado", "XXY" y varios éxitos televisivos (Valientes), quiso hacer un filme en que su hermano, Luis "Caíto" Pfening, catorce meses menor, aquejado de un tipo de distrofia muscular, fuera el protagonista.

UNA FAMILIA
El filme los muestra, en su pequeña ciudad del interior, Marcos Juárez, Córdoba, rodeado de su familia y sus amigos del pueblo. En su parte documental, permite conocer al verdadero padre de los Pfening, las fotos de la infancia, escuchamos conversaciones y conocemos la vida diaria, que incluye las necesidades especiales que se deben realizar para mejorar la calidad de vida de Caíto. Gracias a la ayuda de todos, el muchacho, alzado y ubicado en su cuatrimotor es capaz de transportarse, relacionarse con sus amigos y hacer una vida en parte normal.

La docuficcion transforma las caras que rodean al muchacho en personajes como Juan Bautista Stagnaro que hace de padre, Bárbara Lombardo de la kinesióloga; Romina Ricci, de Sandra y dos figuras que, indudablemente tienen una significación especial en la vida del protagonista. La Suzuki, la chica más liberal del pueblo (muy bien Marinha Villalobos), que tiene una relación amorosa con Caíto y por su contundencia física, puede "transportarlo", incluso a discotecas y paseos. La otra es Anita (Franca Licatta), una nena con muchos puntos de contacto con Caíto. En su caso, hostigada por una madre conflictiva.

SESGO SOLIDARIO
El filme, con algunos problemas formales, incluso de guión, mantiene frescura y espontaneidad y tiene logros que apuntan a sus aspectos puramente humanos y solidarios.

No sólo "Caíto" tiene para siempre su lugar en el cine, del que podrá hablar y reflexionar como singular experiencia, sino que es un modelo con mayores o menores defectos, que sirve para cualquier chico o adulto que lo vea. Para mostrarlo en su relación igualitaria de picardía y rapidez jugando al truco o tomándole el pelo a más de uno, o demostrando que su lucha por vivir es parte de su cotidianidad. Escenas como la del estanque, donde todos se unen para que se arme una turbulencia de la que Caito disfruta flotando libre, o la de él en su cuatriclo con Anita pegada y feliz por la ruta, valen por toda la película, que además incluye una muy buena banda sonora.
"Caíto" debiera ser de exhibición obligatoria en las escuelas. Su calidez y sentido solidario lo merecen.