Cadáver

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Una película de terror sobrenatural ambientada en una morgue puede provocar escalofríos y, más aún, cuando el cuerpo que ingresa parece estar a "medio exorcizar". En Cadáver, el director Diederik Van Rooijen debuta en el cine norteamericano con el guión de Brian Sieve -de la serie Scream- y muestra que el límite entre la vida y la muerte es muy delgado, explotando los recursos de un subgénero que siempre dio buenos réditos en boleterías.

Megan Reed -Shay Mitchell- es una ex-policía que arrastra las culpas de un caso e ingresa, a través de una amiga, a trabajar en la morgue del Boston Memorial Hospital en el turno nocturno.

Lo más interesante del filme ocurre al principio con el exorcismo que se le practica a la joven Hannah Grace -Kirby Johnson- y cuando su cuerpo es trasladado luego al sótano del establecimiento.

Entre luces parpadeantes, un clima sombrío y un tono sobrenatural de exorcismo, el relato juega con los sonidos extraños, el escozor que produce estar en contacto con los muertos y con una presencia que altera la percepción de realidad de la protagonista.

La trama incluye una galería de personajes secundarios episódicos que se convierten en víctimas de la presencia demoníaca pero va perdiendo el clima claustrofóbico, amenazante y pesadillesco que logra al comienzo, dejando lugar al suspenso y al impacto visual de los efectos -bien logrados pero vistos hasta el hartazgo-. En comparación con La morgue-2017-, de Andre Ovredal, y en la que padre e hijo realizaban autopsias y descubrían un secreto aterrador, Cadáver pierde la oportunidad de helar la sangre como prometía.