Cadáver exquisito

Crítica de Juan Pablo Cinelli - Página 12

"Cadáver exquisito", de Lucía Vasallo: la disolución de la identidad
En su primer trabajo de ficción, la cineasta refleja con carácter siniestro el descenso de una mujer hacia la locura .

Película de fantasmas sin fantasmas, Cadáver exquisito es el primer trabajo de ficción de Lucía Vasallo luego de tres documentales. Y en él, la cineasta le da forma a un universo tan misterioso como sórdido, en que los bordes de la realidad se esfuman conforme el vínculo entre dos mujeres se va convirtiendo para una de ellas en una obsesión. En una atmósfera signada por lo extraño, la directora elige nunca tomar distancia de su protagonista, sino que, por el contrario, va construyendo el relato adherida a la percepción cada vez más alterada del personaje. El resultado es un descenso en espiral hacia la locura delirante de esta mujer, que de a poco va siendo consumida por el deseo, hasta confundir los límites que la separan de los otros.

Utilizando una estructura en la que presente y pasado se cruzan a partir del montaje, Vasallo cuenta la historia de Clara y Blanca, dos mujeres jóvenes que comienzan una relación sentimental, pero que irá creciendo en ellas de forma asimétrica. Para Clara se convertirá en un amor de corte clásico y aspiración monógama, mientras que Blanca lo transitará más bien como uno de los caminos posibles para la satisfacción de un deseo desligado del sentimiento. Pero esa es la parte que le corresponde al pasado de esta historia: en el presente Blanca está internada en un estado vegetativo cuyo origen los médicos no consiguen explicar.

Al contrario de lo que le ocurre a Clara, el espectador sabrá que Blanca es científica, que se encuentra investigando el rol que cumple una hormona, la oxitocina, durante el proceso químico del orgasmo y su posible aplicación en el tratamiento del autismo. Y, sobre todo, que ha decidido experimentar con su propio cuerpo. Hay algo del cine de David Cronenberg en la forma en la que Vasallo consigue integrar lo emocional con lo químico, en una historia en donde la cuestión que se aborda de fondo es la disolución de la identidad. Que la directora consiga que ambas intenciones convivan en el mismo relato sin volverlo inverosímil debe ser considerado un mérito. No es el único.

Vasallo también acierta en descargar todo el peso de la trama sobre Sofía Gala Castiglione, que hace rato dejó atrás la incómoda carga de ser “la hija de” para convertirse por sus propios méritos y esfuerzo en una de las actrices más interesantes del cine argentino en la actualidad. En gran medida, el crédito de que Cadáver exquisito se sostenga como un universo con reglas propias, sin afectar su naturalidad, también es suyo. Castiglione supera el desafío que representa la interpretación de Clara, que demanda una entrega que no solo es física, sino, sobre todo, mental. Su compromiso con el personaje permite que su transformación pueda funcionar como hilo conductor hacia una realidad fuera de lo real.

Pero no son estos los únicos elementos que le confieren a Cadáver exquisito su carácter extraño. El papel de Blanca es interpretado por Blanca Nieves Villalba, actriz cuyas características físicas -es albina- le aportan mucho a este imaginario. Es necesario aclarar que su contribución no se limita solo a su aspecto y naturaleza, sino que el personaje de Blanca también representa un desafío del que ella sale airosa. Sin embargo, no debe minimizarse el rol estético que esas características juegan dentro del relato. La extrema palidez de su piel y la blancura de su pelo, que la vuelven casi translúcida, son esenciales para permitir que el personaje se vaya disolviendo y que la otra, de a poco, se apropie de ella. La cita a Solaris, la novela de Stanislaw Lem, resulta una indicación clara, tal vez un poco obvia, en dirección a esa particular fantasmagoría de la ausencia. Aunque en algún momento pueda aparecer la sensación de que la película le da algunas vueltas de más a la tuerca, Vasallo logra minimizar ese efecto en favor del carácter siniestro que recorre su Cadáver exquisito.