Cadáver exquisito

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Después de sus trabajos con documentales, “Línea 137”, “La cárcel del fin del mundo”, la cautivante “Transoceánicas”, Lucía Vassallo dio paso a su opera prima de ficción, con un libro propio y de Sebastián Cortes, con un disparador personal lejano y mucha libertad creativa. Esta historia de dolor por la pérdida, de impotencia frente a lo irremediable abre puertas hacia un camino de apropiación, de convertirse en el otro, de vampirizarlo, desintegrarlo, incluirlo en nuestro cuerpo, aunque ese sea solo el camino de mayor ansiedad y desgarro. Una pareja de chicas, aparentemente ideal, o por lo menos para una de ellas, el descubrimiento de una plenitud que no conocía. Para la joven albina, una increíble debutante Nieves Villalba, el no compromiso, el seguir su deseo libremente, el querer experimentar con su propio cuerpo con químicos no conocidos la llevan a un estado de coma. Para la otra, una intensa e inquietante Sofía Gala Castiglione, queda el vacío, la ignorancia, el abandono. Por eso, como un ser siniestro y ávido, nada la detiene en averiguar cada paso y cada rastro de la existencia de la chica inconsciente, para apropiarse con avidez de cada relación, actividad, objetos, vivienda, espacios reales y espirituales. Para reflejar ese clima de búsqueda insaciable, la directora se valió de inspiraciones desbordadas y una estética bella y perturbadora. Cuidó cada detalle hasta la frialdad milimétrica con pequeñas notas de color, para plantear un terror posesivo que solo transmite inquietud y riesgo. Una película personal, que incomoda al espectador poniéndolo frente a la cara más oscura del deseo, a la pulsión en llamas.