Cada día

Crítica de Martín Goniondzki - Cuatro Bastardos

Cada Día: Doble de cuerpo.

“Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”.

Julio Cortázar (Rayuela)

Michael Sucsy (The Vow) dirige la adaptación cinematográfica de la novela “Every Day” de David Levithan, la cual parte de una interesante premisa que justamente se queda en una gran idea desaprovechada.
Las novelas destinadas al público adolescente están en expansión, y por ello últimamente venimos recibiendo una catarata de adaptaciones cinematográficas de dichas propuestas literarias. En esta ocasión, lo atrayente del film que aquí nos convoca tiene que ver con su idea o premisa original con tintes fantásticos. El largometraje cuenta la historia de Rhiannon (Angourie Rice), una chica de 16 años que se enamora de un misterioso ser llamado “A”, que se despierta en un cuerpo diferente cada día. Sintiendo una enorme conexión, Rhiannon y A intentan verse, sin saber qué les traerá el nuevo día. Cuanto más se enamoran el uno del otro, el hecho de amar a alguien que tiene un aspecto diferente cada veinticuatro horas empieza a traerles complicaciones tanto a ellos como a las personas que son “habitadas” por A.
El carácter metafísico e insólito del relato hace que el espectador sienta curiosidad por estos personajes que se aman más allá de las convenciones sociales, étnicas y sexuales que los rodean. “A” es un ente que trasciende el género masculino o femenino y su vínculo con Rhiannon pondrá en tela de juicio estas cuestiones. Esta confundida adolescente que, como tantos otros jóvenes, intenta o comienza a forjar su identidad durante la secundaria, terminará aceptando que su pareja se le presenta cada día, con un rostro diferente. Nuevamente lo atractivo del relato pasa por esta aproximación moderna de los amores juveniles en sus diversas variantes, al igual que la idea de que el amor no es algo que uno pueda controlar, como bien mencionaba Cortázar en “Rayuela”. A su vez, aparecen otros aspectos en juego, como por ejemplo las reacciones de las personas ante la aparente diversidad sexual de la protagonista. El foco está puesto en cómo la multitud enseguida se las ingenia para juzgar cualquier tipo de conducta que le parezca incorrecta o que vaya en contra de los ideales arcaicos y puritanos de la misma sociedad (en este caso norteamericana). Otro aspecto destacable de la narrativa que nos ofrece el film radica en las obligaciones que se pone “A” para no perjudicar las vidas de las personas a las que le toca habitar, teniendo que combatir la tentación de quedarse más tiempo en algún cuerpo o de interceder en cuestiones de libre albedrío versus la moral, como cuando se entera de que una joven estudiante que le toca reemplazar tiene tendencias y pensamientos suicidas.
El largometraje cuenta con algunos momentos realmente logrados y la sorpresa también reside en los atinados diálogos que mantienen los protagonistas que usualmente en este tipo de películas son bastante sosos. A su vez, la interpretación de Angourie Rice representa otro triunfo del film. El problema que presenta el guion es el de una falta de cohesión, la cinta se nos presenta como una serie de secuencias que guardan una mínima relación, pero que no logra conectar del todo con el conflicto principal. Quizás esto se deba, en parte, al pobre montaje que mantiene la obra de Sucsy que tiene terribles problemas de amalgamiento y cortes abruptos sin ningún tipo de sentido narrativo. Por otro lado, la película intenta establecer una idea o tesis, pero se queda en el molde sin terminar de jugarse por los elementos sugerido durante la mayor parte del metraje.
En síntesis, Cada Día se siente como una oportunidad desaprovechada. Un relato interesante pero que se queda a mitad de camino en lo que quiere transmitir. No obstante, el resultado no llega a ser desastroso y nos otorga algunos momentos atractivos gracias a las logradas interpretaciones de los involucrados. Quizás le faltó el toque de una dirección inspirada para terminar de convenc