Cacería implacable

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

La violencia que viene del frío

Empieza como un thriller elegante de un cazador de ejecutivos de alto nivel que, además de hacer su trabajo, obtiene datos que le sirven para ubicar obras de arte importantes y robarlas suplantándolas por copias. Hasta ahí hay una película, pero luego la trama se desbarata hacia un tipo de violencia sorprendente pero no muy coherente con el principio, y más aun cuando aparecen elementos casi de ciencia ficción relativos a uno de los ejecutivos que busca un puesto importante, pero que también trabajó en misiones especiales en el ejército perfeccionando gadgets de espionaje de última generacion. Luego termina casi como una película de amor, y lo que hay que reconcoer es que en medio de toda esta mezcla el director Morten Tyldum se las arregla no sólo para que los cambios abruptos de estilo no luzcan tan tirados de los pelos, sino para que el suspenso y el ritmo nunca decaigan.

Probablemente lo que ayuda a que esta mezcla funcione más o menos bien son las actuaciones, empezando por la del protagonista ladrón de cuadros y cazador de ejecutivos Aksel Hennie, cuya irónica narración en primera persona aporta toques de humor negro que permiten volver creíble su posterior quiebre cuando las cosas se les van de las manos. Por otro lado hay suficiente acción y erotismo para mantener entretenido al espectador, que de pronto se encontrará enfrentado a durísimas escenas de gore realmente sorpresivas, y por momentos realmente fuertes.

«Cacería implacable» es una buena película que cambia demasiado de estilo pero, lo que no siempre es creíble, pero que finalmente es un raro caso de thriller noruego que uno vaya a poder apreciar en pantalla grande y como tal no deja de resultar interesante y recomendable.