Cacería implacable

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Fuera de la trilogía de Millenium, no abundan los thrillers de origen nórdico, y Cacería implacable (título que desaprovecha el original Headhunters –cazatalentos-, con una “traducción” que se repite demasiado en el cine), nos da a conocer un film de género de esa procedencia. Más precisamente noruego, una cinematografía de la cual nunca se tienen noticias en las carteleras argentinas, pero que demuestra una calidad de producción y realización semejante a producciones estadounidenses o británicas de alta gama. Pese a esto su eficacia general no es tan contundente, tras un gran arranque y varios pasajes posteriores con fuertes dosis de acción y adrenalina.

El protagonista, tras su fachada de empresario exitoso, oculta una doble vida ligada al robo de obras de arte, y tras dar el golpe de su vida, una escena magnífica, se deberá enfrentar a nuevas dificultades y feroces enemigos que pondrán en juego su existencia a cada paso. El director Morten Tyldum ofrece un intenso film, tan repleto de traiciones, venganzas y ambiciones desmedidas, que se vuelve recargado y también confuso. De todas maneras la acción, la intriga y las sorpresas nunca se detienen, y los desbordes –dotados a veces de cierto humor negro- se compensan con un espléndido y
convincente elenco.