Bye Bye Life

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

El Reality de la Muerte

Lo que iba ser en una película de ficción terminó convirtiéndose en un documental que muestra los últimos días de Gabriela Liffschitz, fotógrafa argentina que murió de cáncer de mama.

El documental narra todo el periplo que atravesó la escritora y fotógrafa Gabriela Liffschitz, después de que se le diagnosticara cáncer de mama hasta alcanzar su muerte.

Bye Bye Life (2008) atraviesa esa delgada línea que separa la morbosidad de lo que se debe mostrar y por qué. Enrique Piñeyro, un hábil director a la hora de armar este tipo de shows cinematográficos – ya lo había demostrado en Fuerza Área S.A. (2006) –, va más allá de los límites permitidos para sumergirnos en el mundo de la decadencia antes de la muerte, pero haciéndolo con altura y sutileza.

El documental se estructura como el backstage de lo que iba a ser una ficción intercalado con imágenes de la vida cotidiana de Gabriela Liffschitz, como lo era nadar, los momentos con amigos, la compañía de la familia o los últimos días junto a su hija, sumado al deterioro que va sufriendo el cuerpo a causa de la enfermedad y de cómo ella lleva esa carga con grandeza y sin generar lástima.

Es cierto que si bien el tema ya es un golpe bajo, está tratado con altruismo, mostrando solamente lo necesario. La protagonista que quería trascender post mortem, acepta el desafío como parte de esa inmortalidad que quedará plasmada en la pantalla grande, algo similar a lo sucedido con una de las integrantes de Gran Hermano en el Reino Unido (Jade Godoy). En ambos casos las protagonistas estuvieron de acuerdo aceptando ser parte de ese mundo inventado para repercutir mediáticamente – aunque de manera diferente- antes de que la muerte las abrazara.

Difícil en su temática pero atractivo desde el punto de vista cinematográfico, el film de Piñeyro, rompe con la estructuras del sistema yendo más allá de lo permitido. Esta vez nos presenta un relato border que pone en crisis los límites de lo que se debe mostrar y lo que no, con entereza y sin ningún tipo de especulaciones mediáticas.