Buscando justicia

Crítica de Laura Pacheco Mora - CineFreaks

Nunca es tarde para hacer justicia.

Film basado en un caso real que sucede en uno de los estados más conservadores de los Estados Unidos y, lamentablemente, nos muestra que, en estos tiempos, no aprendieron nada del significado de la palabra justicia. El quijotesco abogado de raza negra Bryan Stevenson es quien se enfrenta a los poderosos que necesitan llenar las cárceles con personas de su misma condición, siendo inocentes y sin pruebas de su culpabilidad.

Just mercy (2019) es una biopic inspirada en el libro autobiográfico "Y la justicia igual para todos: un abogado en el infierno de las cárceles estadounidenses (Una historia de justicia y redención)” escrito por Bryan Stevenson (Michael B. Jordan), quien relata su lucha por defender a las personas condenadas injustamente. El abogado relata los casos más emocionantes que ha tratado, incluido el de Walter McMillian (Jamie Foxx) que está en el centro de la película de Destin Daniel Cretton .

La dirección de Cretton es buena, resalta de manera permanente los contrastes entre los blancos y los negros, en la vestimenta, casas, coches, modismos, costumbres, etc. Por otra parte también está bien detallada las diferencias entre el abogado y su defendido, siendo ambos de raza negra pero de diferente origen, experiencias, elecciones y postura ante la vida; aunque también sus similitudes como personas, más allá de que rol cumplan para la sociedad, motivo por el cual se genera cierta empatía que conducen a los personajes a conocerse y trabajar por el mismo motivo. Los diálogos son interesantes y fluidos, y las actuaciones son creíbles, se destacan la de sus protagonistas. Un punto débil es el papel de los antagonistas, ya que no tienen la actitud necesaria para confrontar, sin motivos sólidos ni motivación personal. No son fuertes por lo que sentimos como verdaderos antagonistas a la sociedad del pueblo, convirtiéndose ellos en los antagonistas, puesto que tienen más motivos para culpar a inocentes.

Parece increíble que aún exista la pena de muerte como condena, y que la decisión sea tomada entre nosotros mismos. La primera vez que me cuestioné este tópico de manera profunda y lo sufrí fue en Bailarina en la oscuridad (2000), en donde Lars von Trier nos presenta de manera cruda y tajante una realidad indignante que existe y tomamos conciencia del asunto. Este film también nos hace reflexionar al respecto, aunque sin la profundidad que merece el asunto ni novedades.