Buscando a Panzeri

Crítica de Mex Faliero - Funcinema

DESTINO DE UN VALIENTE

La figura de Dante Panzeri es fundamental dentro del periodismo argentino (su especialidad era lo deportivo, pero fue en el fútbol que dejó una huella enorme), dueño de un discurso que trascendía lo dialéctico para volverse conducta, alcanzando una infrecuente relación entre fondo y forma. Leer a Panzeri es encontrarse con la palabra de alguien que no solo exige (su visión sobre el fútbol, el juego y el espectáculo, pero también sobre los dirigentes, es única), sino que además propone desde una honestidad intelectual que todos le han reconocido, incluso sus enemigos. Claro, las piruetas habituales de este país llevan a que hoy Panzeri sea casi un mito imposible de acceder, tanto porque la mayoría de sus participaciones televisivas se perdieron, como porque su pensamiento resultaría absolutamente incómodo en el presente de una profesión que ha derivado hacia la banalidad y el vedetismo. Buscando a Panzeri, el documental de Sebastián Kohan Esquenazi, organiza entones una pesquisa sobre el personaje, pero lo hace desde varios frentes. Están los textos y la palabra del protagonista, la huella en amigos, colegas y familiares, pero también -y fundamentalmente- la duda acerca de qué fuerza tiene hoy su discurso, cuán posible sería en el presente.

Con sabiduría, Kohan Esquenazi construye un relato documental que se vale de piezas sueltas que van formando una noción del personaje. En ese sentido es muy acertada como idea cinematográfica ese collage con recortes que el director va acumulando sobre una pared, con ideas sueltas y apuntes sobre dónde podría encontrarse con la memoria de Panzeri. Kohan Esquenazi cuenta en un comienzo que vivió en diferentes países y fue hincha de tantos equipos como ciudades habitó. Esa relación que tiene con el fútbol, que es más con el deporte que con los colores, desprovista de un apasionamiento irreflexivo, es tal vez una de las cuestiones por las que el pensamiento de Panzeri le resulta fascinante. La película avanza sobre anécdotas varias, que son la punta de lanza de la búsqueda, pero también son los recortes del personaje que han trascendido en el tiempo. En definitiva uno es uno y su obra, pero también lo que los demás construyen desde el recuerdo. Y ahí aparecen sus divertidos epígrafes en El Gráfico (emblemática revista deportiva de Argentina) donde mostraba su bronca porque los técnicos posaban en las fotos con los jugadores o su desplante con el dueño de Editorial Atlántida (propietaria de aquella revista) que lo obligó a publicar una columna firmada por el ministro de Economía de aquel entonces, Alvaro Alsogaray. Es increíble cómo cada recuerdo de Panzeri es una síntesis de su carácter y su forma irreductible de entender el periodismo.

Rico en testimonios, el documental de Kohan Esquenazi es también inteligente para incluir un par de entrevistas fallidas que son funcionales a la reconstrucción del personaje. En una de ellas, el mejor amigo de Panzeri se resiste a prestar testimonio para no empañar la memoria del periodista. En la otra, Carlos Bilardo, ex jugador del Estudiantes de La Plata resistido por Panzeri, se niega a aparecer en el documental porque no quiere hablar mal de una persona que ha muerto. Ambas entrevistas fallidas fortalecen la imagen del protagonista. Por un lado, su tozudez y severidad, que incluso se transfirió a sus seres queridos, que custodian su pensamiento como caballeros templarios. Por el otro, un enemigo que aún en la distancia estética para entender el juego del fútbol, decide con total honestidad que no es necesario el agravio porque no está para defenderse.

Panzeri era periodista de raza, un animal de la profesión que entendía que lo importante era lo que tenía para transmitir, más que dónde lo hacía. Así es como escribió y dirigió El Gráfico, pero no tuvo problemas en publicar en Crónica ni en la revista sensacionalista Así. Incluso tuvo un recordado paso por Satiricón, revista humorística donde avanzó por otros caminos de la profesión y se codeó con colegas mucho más jóvenes. Su discurso directo lo llevó, obviamente, a pelearse con el poder, tanto con el peronismo por los Juegos Panamericanos de 1951 como con la Junta Militar por el armado ostentoso del Mundial ’78, acontecimiento que no pudo ver debido a que falleció unas semanas antes. Toda esta información, que parece muchísima, aparece en Buscando a Panzeri, que goza además de un notable poder de síntesis. Y que logra algo que no muchos documentales logran, que es abordar un personaje potencialmente interesante y hacerlo con herramientas igual de fascinantes. Si incluso al final de sus 65 minutos uno termina con un dejo de amargura, que es la transmite la propia experiencia de Panzeri. Un tipo que en la búsqueda de una verdad y una coherencia terminó atravesando un camino bastante solitario. Kohan Esquenazi sale a buscar a Panzeri y se termina encontrando con una de las tragedias de este país: el destierro y el olvido a los que piensan diferente.

Nota: hay un pequeño detalle que no ingresaba en la crítica, pero que no quiero dejar pasar porque me llamó la atención dentro de una película muy cuidada y precisa. En un epígrafe se confunde al DT de Estudiantes, Osvaldo Zubeldía, con el también DT Juan Carlos Lorenzo.