Buscando a Dory

Crítica de Mariano Ojeda - El Lado G

Vuelve la aventura marítima de Pixar que fue éxito en el 2004 y ocupó el segundo puesto de las películas de animación más vistas durante varios años. La diversión regresa de la mano de la olvidadiza Dory y una nueva búsqueda para encontrar a sus padres. Sí, Marlin y Nemo también serán parte de este spin-off/secuela.

Más de una década de espera, un lapso exageradamente extenso, fue el tiempo que se tomó la gente de Pixar/Disney para realizar la secuela de un film exitoso como Buscando a Nemo (Finding Nemo). La primera parte de esta divertida aventura en el fondo del mar llena de animales parlanchines tardó 12 años en volver a la pantalla grande y, obviamente, no se debe a la falta de presupuesto. Pero ha sido un éxito tan grande que el regreso tenía que ser arrollador y no sólo en la taquilla. La vara de la creatividad, técnicas de animación y venta de tickets estaba muy alta como para perder todo en acelerar una secuela. Ok, pero tampoco había que enfriarla. Pese a la distancia y una jugada arriesgada, entre película y película, la mística sigue intacta.

Shawn Robbins, analista de BoxOffice.com, aseguró que esta película podría convertirse en el mejor estreno en la historia de Disney y Pixar. Los expertos auguran una apertura situada entre los 115 millones y los 120 millones de dólares, frente a los 70 millones que consiguió la primera parte. La pregunta es: ¿valió la pena esperar tantos años? Para ellos, si estas predicciones se cumplen, claramente sí.

Buscando a Dory (Finding Dory) es una película que cumple: divierte, emociona, transita con fluidez todo el tiempo y presenta personajes adorables como el querido pulpo y ese par de leones marinos que son el deleite del film. Un año después de haber cruzado el océano para encontrar al extraviado Nemo, Dory decide quedarse a vivir con el pecesito y su padre, y formar una gran familia hasta que un día, luego de un accidente, ella comienza a recordar a sus padres. ¿Dónde están? ¿Qué es de su vida? ¿La abandonaron? Luego de este recuerdo, Dory comienza a recibir otras piezas de su infancia hasta que decide ir a buscarlos. Marlin y Nemo, pese a que el primero no quería volver a salir de su hogar y cruzar todo el océano, acepta ayudarla y en ese punto es donde comienza la historia.

¿Es una secuela innecesaria? Tal vez, pero valió cada momento marca registrada de Pixar. Una vez finalizada la película, la pregunta inmediata que el espectador puede llegar a realizarse es “¿Nemo y Marlin buscan a Dory o ella es la que busca a sus padres?”. Lo cierto es que suceden ambas cosas, pero el título hace alusión a la búsqueda de la protagonista, o sea la subtrama. Una manera sutil de realizar la transición del protagonismo, mantener la mística de la franquicia y hacer que la película cumpla su función de secuela y spin-off

Como en la mayoría de sus películas, Pixar está comprometido a hacer de los espectadores mejores seres humanos y esta no es la excepción. Al igual que Intensamente existe un mensaje siempre difícil de desarrollar en una película infantil. En este caso, un pez cirujano que padece pérdida de la memoria a corto plazo en vez de sufrir por su afección, de lamentar sus limitaciones, intenta mejorar y persiste en recordar cada detalle para encontrar su identidad y a sus padres. Andá a buscarla al ángulo.

A menos que tengan que llevar a sus hijos, ahijados, sobrinos o nietos, traten de esquivar la versión doblada o se perderán del excelente trabajo de Ellen DeGeneres (Dory), Albert Brooks (Marlin), Ed O’Neill como el gruñón pulpo Hank, e Idris Elba y Dominic West, dos ex The Wire, aportando sus deliciosos acentos británicos a una pareja de leones marinos llamados Fluke y Rudder. Además Sigourney Weaver realiza una participación especial la cual se pierde por completo en la versión para los más chiquitos.

Colores, diversión, amistad, familia, enredos y una elocuente cadena de eventos desafortunados son todos los condimentos de Buscando a Dory, una pez cirujano que un día recuerda que tiene un hogar, padres e intenta volver a sentir aquel amor perdido. Usted, lector, que irá a ver esta película, ojalá reviva lo que sintió 12 años atrás por Nemo y sus amigos y creía perdido.