Buscando a Dory

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La secuela de "Buscando a Nemo" llega trece años más tarde y redescubre la fascinación por esta heroína que sufre de pérdida de memoria a corto plazo. El film de animación combina acertadamente comedia, acción y toques emotivos sin olvidar su mirada didáctica para los más chicos.

Trece años más tarde del suceso de Buscando a Nemo, llega esta secuela enfocada en uno de los personajes más encantadores que dio el cine de animación: Dory, la heroína que sufre la pérdida de memoria a corto plazo, quien inicia un largo viaje por toda la costa de California para encontrarse con su familia.

Con este puntapié argumental, Buscando a Dory, de los directores Andrew Stanton -Buscando a Nemo, Wall-E y John Carter- y Angus MacLane, coloca la mira en el tema de la recomposición y el reordenamiento familiar cuando sus integrantes quedan separados y a merced de varios peligros en las profundidades del mar.

Buscando a Dory sigue con los tópicos de Disney -ausencias paternas, mezcla de diferentes especies para ir tras un mismo objetivo, el valor de la amistad- y también pone su acento en el tono didáctico que ofrece la historia pensada para los más chicos.

Rica en detalles visuales y con lo último en materia de tecnología digital, impresiona el realismo que tienen los fondos y las escenas fuera del agua mientras los personajes hacen gala de su simpatía e irán tras la búsqueda de la felicidad.

La acción alterna las escenas en las profundidades y las que suceden en Tierra, con un instituto que se dedica a la preservación de las diferentes especies enfermas que son enviadas a Cleveland. Dory, con la ayuda de un pulpo que se camufla con habilidad, se someterá a los laberintos de un acueducto y de su mente a través de "flashbacks" que muestran determinados momentos de su infancia junto a sus padres, y nadará contra la corriente para llegar a destino.

Por otro lado, Nemo también emprenderá la búsqueda desesperada de Dory en esta trama que combina la comedia, la acción y los toques lacrimógenos, apoyándose en personajes secundarios que tienen protagonismo dentro de la historia: la ballena de vista corta y un ejemplar que utiliza su radar especial para ayudar a los héroes de turno.

La secuencia del camión que traslada a los personajes a Cleveland imprime vértigo y es una de las más destacadas de esta propuesta que también llega con un corto que la antecede: Piper, otra aventura relacionada con el mar, y que cuenta la historia de un pichón que sale por primera vez del nido para buscar comida y encuentra en las olas de la playa una gran amenaza. El cortometraje cuenta con la dirección de Alan Barillaro, animador de Bichos, Monsters INC. y Wall-E.