Buscando a Dory

Crítica de Facundo Vallejos Yunes - Tiempo de Pochoclos

Una de las mejores sensaciones que nos suceden mientras buscamos a Dory, es encontrarnos nuevamente con la escencia de Pixar, el estudio que nos supo regalar genialidades como “Toy Story“, “Monster Inc“, e “Intensamente“, vuelve al origen que supo conmover, esa combinación de historias atractivas con personajes tanto principales como secundarios que se vuelven simplemente adorables.

En esta ocasión su guionista y director, Andrew Stanton, (responsable de la entrañable Buscando a Nemo) cambia de dupla en la codirección, (antes lo acompañaba Lee Unkrich y hoy Angus MacLane), y no solo logra a estar a la altura de aquella búsqueda del pequeño pez payaso Nemo, si no que posiblemente logre algo inusual, que una secuela supere, aunque no por mucho , a su predecesora.

El film inicia con Dory en su infancia donde conocemos a sus padres y retoma luego con el inicio de la película anterior donde conoce a Marlin, el padre de Nemo y dan inicio a la aventura de su búsqueda.

Un año después todo parece estar en orden, este trío de peces han conformado una familia, sin embargo distintos flashes de recuerdos vienen a la afectada memoria de Dory, lo que dará el pie al inicio de la nueva peripecia: encontrar a sus papás, de los cuales nadie tiene la menor idea donde pueden estar. Esto llevará a los protagonistas a encontrase con nuevos compañeros en la búsqueda, desde Hank, un pulpo camaleónico al que le falta un tentáculo (tal vez el mejor personaje de esta historia), Bailey (una beluga que considera que perdió su habilidad de ecolocalización) y Destiny (un tiburón ballena miope).

Es notable la construcción de cada personaje, si hay algo que destaca tanto en esta como en la primera entrega son los personajes que parecieran ser secundarios pero que dotan al film de una calidad excelente, sin caer en golpes bajos y acompañando en calidad al personaje principal.

Si bien la búsqueda trata sobre los padres de Dory, no es equívoco el título, ya que realmente el relato implica una búsqueda personal de esta pez cirujano con problemas de memoria de corto plazo, acerca de cómo logra superar lo que pareciera una desventaja y la convierte en un don, destacando la valentía en su carácter, el poder de improvisar, de vivir sin un plan determinado y lograr sin más los objetivos que se propone.

Existe en el film una sutil crítica a los acuarios, hay escenas incluso que retrotraen a la inolvidable película “Liberen a Willy“, con la cual comparten la premisa de la importancia de la liberación de los animales en cautiverio, y el respeto que se impone por el reino animal. La escena donde suena la canción What a Wonderful World, compone simplemente un momento inolvidable del film.

Pixar logra una historia de emoción pura, de hecho en eso es quizás donde supera a Nemo, existe una reflexión más profunda por parte de los personajes, de su mundo interior, y de cómo encarar y superar los obstáculos que el mundo exterior les presenta, si bien la familia es un tema central, ya sea por la falta o la presencia de una, Buscando a Dory se convierte en un viaje personal, de aventuras, de amistad, de lazos y vínculos de fidelidad absoluta, donde la idea de vivir una vida no tan planificada puede llevarnos a la felicidad que tanto buscamos.