Buscadores de identidades robadas

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

De la misma sangre

El reconocido documentalista argentino Miguel Rodríguez Arias, creador del emblemático Las patas de la mentira –dado su éxito tuvo incluso programa televisivo propio- narra periodísticamente hablando la historia del Equipo de Antropología Forense Argentino en este necesario film Buscadores de identidades robadas.

Más allá de los datos históricos que se remontan a los años de fines de la dictadura militar, seleccionados desde material de archivo televisivo, riguroso, mezclado con testimonios a cámara de los protagonistas en el presente Luis Fondebrider, Mercedes Doretti, Patricia Bernardi y Estela de Carloto, el relato maneja un recurso de contraste y contrapunto entre los audios y la imagen.

En primer término, reconocer fácilmente a las voces de la dictadura y a sus interlocutores más siniestros como el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla cala hondo en la memoria de cualquier argentino y abre el camino hacia la memoria para recuperar a los desaparecidos como temática de una herida que no cierra aún. Y en ese sentido es donde cobra mayor fuerza reivindicar la labor titánica de este grupo multidisciplinario que en las sombras y en la más absoluta soledad perfeccionó técnicas; aunó disciplinas como la antropología y la odontología con el mismo objetivo de recuperar aquellas identidades en las pilas de huesos de los cientos de N/N dispersados en distintos cementerios, como parte del plan de exterminio ejecutado durante el proceso militar.

También es reconocible la figura insoslayable de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carloto sumado claro está, al norteamericano Clyde Collins Snow para dar inicio a un cambio de paradigma en la ciencia a partir de la incorporación del ADN y de la sangre como elementos vinculantes y probatorios para identificar los restos que el equipo fue hallando y que al día de la fecha asciende a 1200 cuerpos, de los cuales 577 ya tienen identidad.

Miguel Rodríguez Arias, que también se hizo cargo de la investigación junto a Federico Wittenstein (en los créditos como asistente de dirección), otorga todo el protagonismo al equipo de antropología forense, que si bien ha aparecido en otros documentales como referencia nunca había sido en primera persona.

Por otra parte, esa posibilidad de reflejar una larga trayectoria a lo largo de casi tres décadas también permite conocer su extensa labor en otros países -ascienden a 45- para entender el verdadero valor y la dimensión de su trabajo que todavía continúa con la misma energía, transparencia, ética y respeto por la memoria y la identidad.