Buscadores de identidades robadas

Crítica de Miguel Frías - Clarín

La reconstrucción

El documentalista Miguel Rodríguez Arias (Las patas de la mentira, El Nüremberg argentino) logra, en Buscadores de identidades robadas, lo que se propone: aportar una pieza más en el rompecabezas del genocidio que militares y paramilitares encabezaron desde mediados de los ‘70. La tarea del realizador se parece, en este punto, a la del grupo que retrata: el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), vital, desde el regreso de la democracia, para restituir la identidad de las víctimas.

Rodríguez Arias utiliza, por momentos, un tono aséptico, como si buscara reproducir en su procedimiento cinematográfico el del grupo científico. No se trata de un rasgo de frialdad, sino de necesaria distancia. El realizador sabe que transmitir ciertos datos irrefutables, como lo hace el EAAF, tiene, a esta altura, mucha más contundencia que cualquier declamación, por justa que sea.

Modesto, casi impersonal -otro rasgo que lo vincula con el equipo de antropólogos- elige una estructura clásica dentro del género: cabezas parlantes, imágenes de archivo, fragmentos de otros filmes (como El último confín, de Pablo Ratto), con contenidos más que valiosos, a los que no les agrega artilugios formales, sabiendo que tienen su propio peso: dramático e histórico.

El documental Tierra de Avellaneda, de Danièle Incalcaterra, ya daba cuenta, en 1995, del trabajo del EAAF, en un caso recordado en Buscadores... Una de las mayores virtudes del filme de Rodríguez Arias es mostrar cómo fueron variando las tareas del equipo y sus posibilidades científicas, así como las posiciones de los distintos gobiernos y las del resto de la sociedad ante esta tarea.

La película elude el maniqueísmo, lo que no quiere decir que sea neutral, un concepto -y más en este caso- imposible. Tal vez hace propio el testimonio de una de las antropólogas que, al margen de su trabajo riguroso, confiesa la emoción que siente cada vez que alguien encuentra los restos de un familiar desaparecido. Ella, entonces, busca la foto que le otorgue identidad a esos huesos que fueron durante tantos años su objeto de estudio. Un acto de reparación, en más de un sentido.