Bus 657: El escape del siglo

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

La parada, por favor

Personajes caricaturescos y un par de insufribles giros morales sobre la paternidad en este thriller sobre una fuga tras un robo.

Quien le roba a un ladrón tiene cien años de perdón, y más todavía si lo hace por una causa justa. Vaughn (Jeffrey Dean Morgan, un that guy que actuó en Grey’s Anatomy y supo ser El comediante en Watchmen) es un croupier en bancarrota, y con una hijita enferma de cáncer que necesita un costoso tratamiento. Desesperado, el hombre recurre a su jefe, Pope, el dueño del casino (Robert De Niro) para pedirle un préstamo de apenas 300 mil dólares, y el desalmado se lo niega. Entonces, Vaughn decide tomarlo por su cuenta. Tiene un plan perfecto, pero para que haya una historia hace falta que algo falle.

Esta es una de esas películas que sólo se ven con cierto placer si uno las encuentra al azar haciendo zapping y no hay ninguna alternativa mejor. Porque es una suerte de cruza berreta entre Máxima velocidad y el documental brasileño Bus 174. Como exigía un cierto despliegue de efectos especiales, se ve que hubo que ahorrar en el elenco: las actuaciones son deplorables, con Dave Bautista (el forzudo de Guardianes de la galaxia) a la cabeza. Aunque ya es casi una caricatura de sí mismo, De Niro es la excepción, haciendo otra vez de mafioso (una forma fácil y más o menos honesta de pagar las expensas).

Hay que reconocer, de todos modos, que el guión tiene un par de giros que buscan sorprender y lo logran, algo bastante difícil en este tipo de películas, tan de manual. Tiene cierto gancho, y uno quiere ver cómo termina. Una gran falla, quedó dicho, son los personajes. Vaughn es tan, pero tan noble, decente y justiciero que sólo falta que se arreste a sí mismo. También hay otras maquetas, como la policía humana y comprensiva, y el delincuente demencialmente brutal (Bautista), aunque aún peor es el costado moral y los golpes bajos (ay, esa insufrible niñita internada), con una o dos lecciones sobre paternidad -el tema subyacente- que bien nos podrían haber ahorrado. Pero entonces estaríamos hablando de otra película.