Burma VJ

Crítica de Alejandra Portela - Leedor.com

En un mundo donde todo es representable, existen aún, parece mentira, imágenes prohibidas: por un lado, las que están protegidas bajo estricto derecho de autor, nuestro mundo cada vez más está regido por ellos, en ese caso imagen tomada “ilegalmente”, robada. Luego, las que transgreden leyes de Estado, generalmente dictatoriales, o estrategias de Estado con respecto a todo aquello que aparece en los medios.

Vivimos en un mundo donde la imagen es sobrepoderosa, pero, también, en una realidad, difícil palabra, donde la imagen suele subordinarse a los discursos particulares, sociales, económicos, con lo cual lo que deberíamos decir, además, es que hoy TODA imagen es sospechosa.

En el MALBA el documental del mes de diciembre es Burma V.J, informando desde un país cerrado. Subtítulo potente que ya de por sí llama a su visión. Dirigido por el holandés Anders Østergaard. Nominado al Oscar este año, se trata de un film de montaje realizado con la suma de esas imágenes prohibidas tomadas sobre la historia reciente de Birmania, pais asiático sometido durante décadas a una de las dictaduras más feroces del siglo XX. 3000 personas reprimidas y asesinadas en las calles durante 1989, una ex presidenta privada de su libertad, una última represíón en setiembre del 2007 que esta película se encarga de detallar.

Camarógrafos hormiga portando cámaras caseras filman en las calles de Rangún, la ciudad mas populosa de Birmania el tema es la tensión que genera el malestar social frente al aumento de los combustibles de una de las dictaduras mas feroces de la historia, aún vigente es rastreada en un momento histórico: el de setiembre del año 2007, a 19 años de aquella fatal represión, monjes secuestrados y asesinados.

Todas esas imágenes salen del país ilegalmente y alimentan las cadenas de TV del primer mundo. El canal la Voz Democrática de Birmania (DVB) trasmite desde Noruega.

El director de Burma VJ, asume el punto de vista de Joshua, uno de estos camarógrafos. Elige "armar" su relato a partir del material de contrainformación, sumada a la voz de Joshua que narra en primera persona las sensaciones de vivir con miedo en un país donde grabar con una cámara en la calle está prohibido.

Aunque Burma es la traducción de Birmania, los Burma VJ suenan casi como los Kino de Vertov, los Kino pravda de la realidad birmana que sacan ilegalmente las imágenes de la protesta y la represión.

Nunca se ve ni a Joshua ni a los otros "Burma", se los escucha narrar lo que ven trasmitiendo desde las calles por teléfono celular.

En los momentos de tensión la película gana en dramatismo, no faltan camaras filmando dentro de bolsos o cadáveres en el río.

La foto que ilustra esta nota puede ayudar a concentrar muchas de las cosas que inteamos trasmitir: la camara como arma y dos monjes caminando por las calles de una ciudad sitiada.

Para acompañar la causa birmana, basta entrar a la sección "Take action" de la pagina web de la película. Todo un síntoma de su función.