Bummer Summer

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Un verano para recordar

La opera prima de Zach Weintraub, sobre unos días en la vida de un grupo de amigos, se estrena en el Cosmos.

Presentada en competencia en BAFICI 2010, Bummer Summer es la opera prima de Zach Weintraub y un retrato pequeño y muy personal sobre las desventuras de un adolescente en un verano que, de acuerdo al título, podría definirse como “un bajón”.

Weintraub (quien actualmente se encuentra en la Argentina rodando The International Sign for Choking , filme basado en sus experiencias aquí como estudiante de intercambio) rodó en blanco y negro y con un estilo que podría ser comparado al de las primeras películas de Jim Jarmusch los caminos que emprende Isaac (Mackinley Robinson) en un aburrido verano, en compañía de su novia Maya (Maya Wood).

Ambos llegarán a un concierto en el que se toparán con Ben (el propio Weintraub) y la ex novia de éste, Lila (Julia McAlee), una cantante que toca esa noche allí.

Lo que sucede es poco y está contado con pequeñas pinceladas. A Isaac le gusta Lila, su novia Maya lo deja, fastidiada, y se va. Los otros tres inician un viaje en el que algunas complicaciones irán surgiendo mientras conocemos mejor las personalidades y la relación que mantienen.

El filme tiene un tono ligero, casi cómico, que se da a partir de los momentos extraños (silencios, especialmente) que atraviesan los personajes. Sin más pretensiones que retratar unos días en la vida de un grupo de estudiantes universitarios que bordean entre el final de una etapa y el comienzo de otra (tema que el cine estadounidense ha retratado incontables veces, aunque pocas con este grado de minimalismo), Bummer... es un pequeño y delicado objeto de culto que vale la pena atesorar.