Bumblebee

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Suerte de Spin-Off, o sexta entrega de la saga "Transformers", "Bumblebee" de Travis Knight gana terreno al bajarle un cambio al barullo general de la franquicia
Cuando en 2007 finalmente se estrenaba la adaptación cinematográfica live action de la serie animada y franquicia de juguetes ochentosos Transformers, sin saberlo, algo estaba cambiando dentro del sistema de tanques hollywoodenses.
Michael Bay que hasta entonces venía más ligado al nombre del productor Jerry Bruckheimer, se asociaba al niño dorado Steven Spielberg (a decir verdad ya habían probado suerte infructuosa con "La isla") para entregar una película que resultó un híbrido entre dos estilos diferentes bien marcados. La primera mitad recordaba al clásico spilbergiano E.T. en versión adolescente, prevaleciendo la relación entre el chico y su amigo extraterrestre protegiéndolo de los militares que quieren cazarlo.
La segunda, (demasiado) bombástica, más afín al estilo Bay, con peleas entre robots en la que costaba diferenciar qué era lo que sucedía. El éxito fue inmediato, y Transformers hizo escuela. Muchos tanques copiaron el estilo, Hasbro comenzó a llevar al cine muchas de sus franquicias de juguetes, y el cine pochoclero se hizo cada vez más ruidoso. Sí, en la puja de ese híbrido, ganó la segunda mitad.
Cuatro secuelas, Transformers se volvió un ícono de películas que rompen la taquilla, pero a la vez reciben comentarios terribles, aún del público. Quizás sea que la última entrega, "El último caballero" (2017) ya no fue tan taquillera como el resto, y el sabor general fue el de la risa como consumo irónico. Los alertas se encendieron más fuertes que nunca, y el resultado es "Bumblebee", un claro manotazo de volante buscando cambiar el trayecto.
El primer cambio es Bay ahora sólo como productor, y en el lugar de director Travis Knight, conocido por la película de culto "Kubo y la búsqueda del samurái". ¿Qué es, o que hace "Bumblebee"? Volver a los inicios. Finalmente oyeron al público que le había gustado la primera película, y estaba odiando cada vez más a las secuelas. Es la que más se parece aquella, aplicando una fórmula muy similar.
Otro agregado es, en tiempos de "Stranger Things" y la utilización de la cultura pop de los ’80 como gancho referencial, llevar la acción a esa época; por lo cual, "Bumblebee" es una precuela.
Veamos, todo comienza en Cybertron, el planeta de los Transformers. Se desarrolla una guerra sin cuartel en la cual, como si fuese Terminator, se decide enviar a la Tierra a un emisario para que prepare el terreno de una futura llegada de los Transformers como refugio.
Claro, ese emisario es Bumblebee, el amarillo que hasta ahora en la franquicia siempre se transformaba en un Chevrolet Corvette, y se caracterizaba por ser el más amistoso y casi comic relief de la saga. Robando un poco más a Terminator, los Decepticons también envían a los suyos, para continuar la batalla e impedir el plan de Bumblebee y los suyos, con la secuaz de Megatron, Shatter a la cabeza.
Luego de un explosivo encuentro con militares estadounidenses en donde ya conoceremos al villano humano de la historia, el Agente Burns (John Cena pisándole los talones a Dwayne Johnson pero aún muy de lejos), finalmente Bumblebee sobrevive y encuentra un doble nuevo refugio. En la serie animada Bumblebee se convertía en un Volkswagen Escarabajo, y como acá la cosa es guiñarle el ojo a la nostalgia, adiós Corvette, hola Escarabajo.
Luego de una serie de hechos, conoceremos a Charlie (Hailee Steinfeld), la nueva poseedora del Escarabajo y amiga de Bumblebee. Todo se repite. Charlie es una adolescente medio rebelde (no entendí bien por qué) que vive en un pueblo californiano en 1987, con su madre, su hermano, y su padrastro; los tres comic relief.
Ella quiere un auto, pero no. Hay un chico de la escuela, Memo (Jorge Lenderborg Jr.), que anda atrás de ella toda la película, se suma a la aventura (formando un power trio con el hermanito), ella lo histeriquea permanentemente, y con eso crean otra veta humorística.
Así, avanza esta "Bumblebee", recordando en gran parte al primer film, y teniendo todo el tiempo presente la idea de entregar lo que el público pide. Hay más humor, ganchos ochentosos insertos con fórceps por todos lados, personajes que quieren ser carismáticos (hasta los villanos), en el medio una relación de amistad (porque empieza y termina con el barullo de siempre pero un poco más calmo), y un argumento simple. ¿Funciona?
Funciona mejor que las secuelas anteriores sin dudarlo. Probablemente se ubique a la par de la primera entrega o casi. Pero pasaron once años, ya no hay sorpresa, y algo huele a fórmula vieja a intento de forzar demasiado las situaciones. Los personajes tienen carisma, se fuerza todo para que demuestren ese carisma al estilo Marvel Films; pero el desarrollo de los mismos no los acompaña.
Siguen siendo clichés planos, estereotipos; por lo cual la empatía con los mismos no es tan sencilla. La historia, aún obviando las incongruencias con la saga, es limitada, y no genera la menor intriga.
Ya se sabe todo lo que va a pasar, se simplifican cuestiones, y nuevamente, hay cuestiones demasiadas forzadas para introducir humor o el gancho ochentoso. En cuanto a las escenas de acción, son menos que antes, y un poquito menos pesadas, pero sigue entregando esa sobrecarga de CGI que huele a coctel de píxeles y metales doblándose porque sí.
"Bumblebee" cambia parcialmente el recorrido. lo hace más disfrutable, pero el destino aún pareciera ser el mismo. A diferencia de las anteriores, aprueba ¿Alcanza?