Buenos vecinos

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Vecinos. ¿Pesadilla o ensueño de la vida moderna?. Donde termina mi medianera comienza del otro lado un mundo completamente diferente y ajeno a mí. Pero ¿qué pasa si además de no llevarme con el resto del barrio o, por el contrario, intentar mantener una relación cordial con ellos, justo al lado se muda una fraternidad universitaria con el único y claro objetivo de molestar y “parrandear” toda la noche mientras intento hacer dormir a mi bebé?
Así es el planteo, simple, de “Buenos Vecinos”(USA, 2014), que bajo la dirección de Nicholas Stoller y las actuaciones protagónicas de Seth Rogen, Zac Efron, Rose Byrne y Dave Franco, construye uno de los discursos más divertidos e irreverentes del año.
Si en 2013 “Este es el Fin” fue el exponente total del reviente y la escatología, “Buenos Vecinos” es la candidata a sacarle el cetro, y con méritos propios, principalmente porque, al igual que la anteriormente mencionada, no se toma en serio lo que narra. Mac (Rogen) y Kelly (Byrne), son una pareja de treinta y tantos que luego de cumplir su sueño de tener descendencia y comprar una casa, comienzan a ver cómo la rutina los aplasta en cada paso y decisión que tomen.
La llegada de la madurez, las obligaciones, y principalmente la imposibilidad de poder salir a despejarse juntos hace que, la angustia y el aburrimiento, comiencen a pesar sobre la relación extremadamente ideal que hasta el momento tenían.
Pero con la llegada de la fraternidad Delta Pi, con Teddy (Efron) y Pete (Franco) a la cabeza, todo sus miedos de convertirse en “viejos” no sólo se derrumbarán, sino que además verán cierto “resurgimiento” sexual entre ellos.
Pero el idilio entre la pareja y la fraternidad durará tan sólo un instante. Todo lo que en un primer momento fue congeniar y compañerismo, terminará en una guerra desatada por el quiebre de una promesa por parte de Mac y Kelly, la de nunca llamar a la policía para denunciar ruidos molestos.
El sólo hecho de haber denunciado a los Delta Pi terminará por torcer la suerte de este pequeño núcleo familiar, el que deberá acudir a las trampas y engaños más sofisticados para poder recuperar algo de la tranquilidad que antes de la venta de la casa vecina tenían.
Stoller, con un logrado y dinámico guion de Andrew J. Cohen y Brendan O’Brien, logra mantener el interés en esta historia de batalla entre vecinos, principalmente por la incorporación de gags y punchlines en cada escena.
La cultura popular dice además presente con múltiples referencias que encuentran en la “fiesta temática de Robert De Niro” el punto más alto de la intertextualidad entre filmes.
La música, la utilización de paneos y ralentíes, como así también la clara utilización de stops en la acción para remarcar situaciones cómicas, no hacen más que reforzar el delirio generalizado en el que los grupos rivales (Delta Pi, Mac y Kelly) convivirán hasta derrotar al adversario.
Logradas actuaciones de Rogen, Byrne (la desaforada madre osa que contrasta con la delicada dama de compañía que interpretó en “Damas en Guerra) y Efron para una historia que lo único que busca es divertir y entretener y lo logra.