Buenos vecinos

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Vecinos X

Seguramente conocen aquel chiste de la mujer que le dice a otra "Mi marido está hecho un bebé! - Por lo jovial? - No, está hecho un bebé. Se mea encima, duerme todo el día, se caga..." El chascarrillo en cuestión sirve para hablar de la nueva comedia estadounidense, esa a la que algunos le atribuyen un carácter novedoso, osado, políticamente incorrecto; y donde en verdad solo hay chistes pubertos, jeropas, plagados de referencias culturales propias y exaltación de lo más degradado de su sociedad.
Hay que decirlo, de la comedia con estilo creada durante décadas por grandes humoristas ya no queda nada.
En 1981, Dan Aykroyd y John Belushi protagonizaron un filme titulado "Neighbors", igual que este. En aquel filme, un matrimonio adulto de clase media pasa los días con tranquilidad hasta que la casa de al lado es comprada por una pareja de vida alocada, y sin demasiados motivos se desata una rivalidad entre los hombres que alcanza ribetes delirantes.
Treinta y tres años después, aquella idea base es tomada para esta nueva producción donde un joven matrimonio -interpretado por Rogen y Byrne- con un bebé ve amenazada su paz y la del barrio por sus nuevos vecinos, una fraternidad universitaria decidida a quedar en la historia por sus fiestas descontroladas.
Obvia, predecible, y para colmo moralizante, así es esta "Buenos Vecinos" plagada de chistes sobre drogas, sexo y fluidos corporales, que no alcanzan a despertar carcajada alguna. Seth Rogen saca provecho de su obesidad y cara de nabo, mientras Christopher Mintz-Plasse es totalmente desaprovechado. Rose Byrne le pone el cuerpo a su rol y se convierte en lo único destacable de este producto más propio para la venta directa que para su exhibición en sala.