Buenos vecinos 2

Crítica de María Fernanda Mugica - La Nación

Las vecinas universitarias y feministas

En Buenos vecinos, de Nicholas Stoller, estrenada en 2014, Seth Rogen y Rose Byrne interpretaban a una pareja con una beba recién nacida que se enfrentaba al infierno de tener de vecinos a una fraternidad universitaria, presidida por Zac Efron. No parecía necesario continuar con la historia; sin embargo, seguramente alentados por el buen desempeño de esa película en la taquilla, el mismo director y los mismos protagonistas decidieron volver con una comedia que retoma a esos personajes y se centra en una situación casi idéntica, sólo que esta vez las nuevas vecinas son las integrantes de una hermandad de chicas, comandada por Chloë Grace Moretz.

La vuelta de tuerca más significativa y acertada que le dieron a esta segunda parte fue agregar un poco de feminismo a la visión sobre el sistema universitario norteamericano, en un momento en el que sus políticas de género están siendo muy cuestionadas. Así, las chicas se rebelan contra el sistema y forman una hermandad, exigiendo tener los mismos derechos que sus pares varones y negándose a la imposición de vestirse sexy o simular divertirse en las fiestas de las fraternidades.

Es probable que esto, agregado a la novedad de que el personaje de Dave Franco sea gay, haya sido ideado para actualizar la comedia juvenil a un modelo más acorde con estos tiempos, lo cual es bienvenido. Aunque hay algunas situaciones sobre la paternidad que son más jugadas, la transgresión en Buenos vecinos 2 no va más allá de tener personajes que fumen marihuana y chistes escatológicos o sexuales, que ya no cuentan como una provocación para el espectador actual y que son un poco repetitivos, teniendo en cuenta la película original.

De todas maneras se trata de una película divertida y llena de chistes que hacen reír en voz alta. Rogen, Byrne y Efron vuelven a demostrar que tienen el suficiente talento para elevar el nivel de las escenas cómicas con su ajustado timing, aunque deban luchar con un guión que, tras pasar por varias manos, tiene algunos sinsentidos narrativos y no termina de explotar todas sus posibilidades.