Buena suerte, Leo Grande

Crítica de Nicolás Pratto - Funcinema

SUPERFICIES DE PLACER

“Puedo espiar sin discreción.
Como un voyeur en vacaciones”.

Así cantaba Fede Moura en ese maravilloso tema y álbum en general, Superficies de placer. El concepto de atreverse a un disfrute por fuera de lo cotidiano o explorarlo en mayor manera, punto en común que tiene con el estreno de la semana Buena suerte, Leo Grande, una interesante ¿comedia romántica? Prefiero utilizar más la palabra íntima, sazonada con toques de comedia.

Nancy Stokes es una viuda de 55 años, madre de dos hijos ya crecidos, ex profesora de religión, cuya vida no ha tenido emoción alguna. En un atisbo de aventura, reserva una habitación y contrata los servicios de un acompañante, siendo Leo Grande quien toque a su puerta. Un hombre cuya belleza y juventud intimida a Nancy, pero con el que a lo largo de cuatro encuentros logrará profundizar más allá de lo sexual. En palabras de Hemingway “no hay nada más erótico que una conversación”.

La película de Sophie Hyde, con guion de la comediante inglesa Katy Brand, se sostiene en la interpretación, ya que el 95% del film transcurre en la habitación alquilada. Emma Thompson logra una buena actuación y Daryl McCormack acompaña de igual manera, ambos son personajes que se atraen, logrando una confidencia, asumiendo placeres y secretos.

Buena suerte, Leo Grande ahonda en la sexualidad durante la tercera edad y en la juventud, la mercantilización que se tiene de la intimidad, haciéndola casi una cuestión burocrática mediante apps y servicios de acompañantes. A su vez es una mirada sobre la soledad y aceptación de los cuerpos. Volviendo a Fede Moura “jugar con la imaginación, sin tener que pedir perdón”.