Buena suerte, Leo Grande

Crítica de Carolina Sanguineri - Sin Intervalos

Se estrenó en cines “Buena suerte, Leo Grande”, una comedia dramática con tintes eróticos, protagonizada por la inigualable actriz británica Emma Thompson.

Nancy Stokes (Thompson) es una ex-maestra viuda que quiere probar cosas nuevas en la intimidad, y para eso contrata la compañía de Leo Grande (Daryl McCormack), un hombre joven muy discreto que es trabajador sexual. Nancy confiesa no haber tenido sexo con otra persona aparte de su difunto marido, y además, que nunca experimentó un orgasmo. Esto, lejos de escandalizar a Leo, ayuda a que haya confianza, sanación de mandatos generacionales, y, también (¿por qué no?) un poco de diversión y placer desinhibido, bien merecidos.

La dirección, por parte de Sophie Hyde, centra su atención en la experiencia sensorial femenina ante cualquier nivel de intimidad. Las imágenes no son tan elaboradas, pero se juega con los ángulos y texturas de manera que nos mantiene atentos. Muestra a los cuerpos como tejido vivo, con texturas y formas que pueden ser irregulares. También hay foco en las inseguridades de los personajes, especialmente Nancy, una mujer criada de forma muy tradicional, en donde llamar la atención sexualmente o salirse de los estándares no estaba bien visto. El vestuario hace un buen trabajo al ir descontracturando a la maestra a medida que explora su propio placer con total vulnerabilidad.

Por otro lado, Thompson lleva adelante una admirable interpretación, cercana al público. Su personaje evoluciona, aprende, se deja sorprender por lo que pasa ante las premisas - algo predecibles, pero sin dejar de ser interesantes - e inicia un proceso de autoconocimiento, no solo sexual sino también emocional. Se cierne sobre este film un halo de confianza con el público, como compartiéndole un secreto: nos vuelve cómplices de algo hermoso. McCormack es un estupendo compañero, muy agradable a la vista y a los oídos, brindando estructura a la deconstrucción algo caótica de su cliente.

La forma de encarar la sexualidad y el placer femeninos es sutil y generosa. La directora no se priva de nada en esta película y, al ofrecer una estructura simple, aparenta serlo, pero tiene muchas capas. No sólo se nota la cercanía y espectacular química entre los actores, sino que también se sabe que ambos tuvieron mucho que resolver a nivel personal para ejercer sus papeles y brindar justicia a sus personajes.

La historia no se trata solo de Nancy y Leo. Todas las “Nancys” se pueden encontrar en esta película, en cualquier parte del ingenioso, y a veces profundamente emocional, diálogo. Se intenta reparar perjuicios que hubo durante mucho tiempo para toda una generación de mujeres. Otro punto a favor de esta película es que se reconoce la labor del trabajador sexual, no siempre sujeta a algo físico, pero sí siempre sujeta a condena social y, también, preconceptos hirientes de la gente que se entera.

Este fin de semana hay que ir a ver “Buena suerte, Leo Grande” y ver a la maravillosa Emma Thompson en toda su gloria. Un plan divertido y sexy para ir a reírse (y llorar un poquito) con amigas - o lo que quieran, pero dejando a los hijos en casa.

Por Carole Sang