Brooklyn

Crítica de Nicolas Mancini - El Lado G

John Crowley y Nick Hornby hicieron de un libro de Colm Tóibín un melodrama de época con la inmigración como tema principal. Saoirse Ronan en un protagónico de fuerza mundial se lleva todo por delante.

Años 50. Eilis Lacey es una joven irlandesa que trabaja en un almacén de clientela selecta a cargo de una anciana muy estricta. Como siente que no consigue progresar en su país natal, decide ir a probar suerte a Nueva York, mas específicamente, a Brooklyn. Ya instalada en la ciudad americana y con su hermana y su madre tras el Atlántico, una inesperada situación la hará decidir entre quedarse en América o regresar a su tierra de origen.

Brooklyn tiene un conflicto tardío. La llegada y estadía de Eilis en América se hace demasiado larga, aunque no por eso tediosa, hasta que llega el momento de su regreso a Irlanda. La primera media hora llevará al espectador a imaginar que está ante un drama romántico del estilo de The notebook, pero luego la lucha de nacionalidades de la protagonista tomará las riendas de la historia y se impondrá.

La música de Michael Brook acompaña cada momento de sumo dramatismo de manera un tanto empalagosa, aunque no por eso falsa. Las escenas de gags cómicos, casi siempre de la mano de Julie Walters y Jim Broadbent, se dan frecuentemente en la primera mitad y funcionan. El juego de repetición de escenas es muy utilizado, generalmente para recurrir a la comedia -véase las divertidas comidas en la casa de la señora Keogh (Walters) junto a sus “hijas” postizas- y a la comparación.

Si bien Saoirse Ronan posee una talento admirable, el joven actor americano Emory Cohen también llama la atención. El personaje de él, Tony Fiorello, es muy original. Crowley intentó hacer de este hijo de inmigrantes un prototipo de ítaloamericano de pocos modales y seductor, y le salió bien. El otro intérprete masculino que entra en los nombres grandes del póster es Domhnall Gleeson, el irlandés que este año dejó de ser promesa para convertirse en realidad al quedarse con papeles de películas de renombre como Ex Machina, Star Wars: El despertar de la fuerza y El renacido. Su trabajo lo hace de manera correcta, aunque no remite ni por casualidad al buen papel que hizo en la comedia romántica Cuestión de tiempo.

Las ciudades están bien recreadas y el vestuario cumple los requisitos de una dirección de arte que apunta a lo colorido de la época. Como dato de curiosidad: hay tres actores del reparto que participaron de al menos una de las Harry Potter: Domhnall Gleeson, Julie Walters y Jim Broadbent.