Brigada A

Crítica de Martín Lipszyc - Comunar

Tararéen conmigo: “pam pampam pa-pam pam, para papam, papaparapam“. Sí. La inmortal serie de televisión Brigada A tiene su versión cinematográfica, corroborando una vez más que los estudios carecen de agallas como para apostar a guionistas que quieran proponer algo distinto. La nostalgia, amigos, llena las salas…

Al igual que en la tira televisiva, tenemos a los 4 agentes, John “Hannibal” Smith -Liam Neeson-, Templeton “Faceman” Peck -Bradley Cooper-, Mario Baracus (que en inglés es “B.A.” Baracus) -Quinton Rampage Jackson- y Murdock -Sharlto Copley-.

Cada uno tiene sus problemas, sus delirios, su falta de disciplina, un estilo casi anti-militar. Pero así y todo, son un grupo de élite seleccionado para cumplir con las más difíciles misiones del Ejército estadounidense.

La película arranca contándonos cómo se conocen los cuatro, para luego hacer un salto en el tiempo y ubicarnos en la actualidad, en la guerra de Irak. La Brigada ya es veterana y debe solucionar una misión arriesgada: se robaron la única máquina capaz de fabricar dólares que está fuera de Estados Unidos y hay que recuperarla.

Para que se entienda: los dólares que se impriman con esas placas no serán falsos, sino que serán verdaderos: es la misma que utiliza el Tesoro estadounidense.

Los muchachos cumplen la misión casi de taquito, pero obviamente, falta más de una hora y media de película: los han engañado. Fueron víctimas de las internas que existen entre la CIA y el Ejército estadounidense, y sumado a éstos dos “titanes” hay un grupo de mercenarios que hacen lo que sea por unas monedas…

En definitiva: les quitan el rango militar, los acusan y los apresan.

La película consistirá entonces en salir de prisión, encontrar a los culpables, castigarlos y, por sobre todas las cosas, limpiar sus buenos nombres.

Si debo remitirme estrictamente al guión, la película flaquea bastante. Pero ofrece lo que vende: una secuencia de acción detrás de otra, tiros, explosiones, y demás fuegos artificiales.

Una pochoclera como para distenderse después de una semana de tensiones.