Breve historia del planeta verde

Crítica de Violeta Bruck - La Izquierda Diario

De otro planeta
Por Violeta Bruck
Sobre la última película de Santiago Loza, Breve historia del planeta verde.
Luego de un recorrido por distintos festivales, se estrenó el pasado jueves Breve historia del planeta verde, de Santiago Loza. Al recibir el premio Teddy, mejor película LGTTB, en la última edición de la Berlinae, el director comentó:
… esta película habla de mi identidad y por eso es el premio más importante de mi carrera. Romina Escobar –la protagonista– recibió en Berlín un infinito amor como nunca lo tuvo en su vida. Son tiempos muy difíciles en Argentina y en Brasil para el colectivo trans. Por eso, más que nunca decimos que nadie le suelte la mano al otro. El film es sobre la amistad de gente que se siente diferente. Mis amigos me salvaron la vida, para ellos hice la película. Yo soy de su planeta. Los amo.
El profundo sentir que expresan sus palabras recorre las imágenes y los diálogos de su película.
En los primeros minutos la cámara recorre escenarios y descubre a los protagonistas de la historia. Tres jóvenes –que ya pasan las tres décadas–, amigos desde la escuela, que mantienen su lazo afectivo a pesar del paso de los años y, especialmente, como una estrategia para enfrentar y refugiarse de ese mundo hostil que se les presenta de diferentes formas. Comienza el día y podemos conocer a Tania, una chica trans que hace shows en las discos de Buenos Aires; Pedro, su amigo que la acompaña en los laberintos de la noche; y Daniela, con un trabajo precarizado, agotador, y la tristeza a flor de piel.
De pronto Tania recibe la noticia de la muerte de su abuela y junto a Pedro y Daniela emprenden un viaje hacia el pasado. Parten hacia el sur, a la casa de la infancia donde ella compartió años felices con su abuela y allí descubren un extraño legado. En el sótano una criatura espacial descansa congelada. Por un flashback de fotos podemos ver que este alienígena fue una amistosa compañía de la anciana, quien antes de su muerte dejó las indicaciones para que se traslade al lugar donde fue encontrado. Con este objetivo, los tres amigos inician una aventura. Preparan sus mochilas, abrigo y una valija llena de hielo para mantener vivo al nuevo amigo, recorren bosques y se cruzan con viejos conocidos, gente distante y con prejuicios. Pocas son las voces amigas, y cuando las hay son también de seres desplazados. Loza expresa:
Lo “extraterrestre” en la película es lo diferente, lo desplazado, lo marginal. Los tres personajes llevan un cuerpo que se relaciona al de ellos. Padece la misma extrañeza… Es esa presencia fantástica la que los tres personajes de la película viven con naturalidad. Lo asumen naturalmente porque también ellos, para el mundo, son seres raros, no asimilados.
La película presenta un cruce de géneros entre la ciencia ficción, la comedia dramática, el viaje de aventuras y un toque de surrealismo; con referencias a la cultura de los ochenta. Una marca generacional del director, que en su infancia y adolescencia consumió todo el cine de la época: Cuenta conmigo, Los Goonies, Gremlins y, por supuesto, E.T. de Steven Spielberg, a la que considera “su película favorita”. Un poco de todo esto está presente en Breve historia…, que es también según su creador “una película sobre cómo sobrellevar un duelo. Las revanchas que ofrecen los caminos nunca transitados. La otredad, lo extraño, lo ajeno, lo sobrenatural narrado de manera cotidiana”.
Las imágenes de esta historia acompañan la propuesta, con una cámara que por momentos flota aportando a la extrañeza y una cuidada composición en cada cuadro. Eduardo Crespo en la Dirección de fotografía, Fernanda Chali en la Dirección de arte y Victoria Luchino en Vestuario, logran con su trabajo aportar la atmósfera necesaria para este viaje.

En los papeles de Tania (Romina Escobar), Daniela (Paula Grinszpan) y Pedro (Luis Soda), todos se destacan en la construcción de los personajes. Loza trabajó con ellos un vínculo que le permitió tomar en la película ciertos trazos de sus vidas, “del coraje con el que fueron enfrentando la adversidad”. Según sus propias palabras, “La película habla del poder de los débiles. La fuerza oculta de los eternos olvidados. Es un homenaje a todos los perdedores. Y un acto de justicia poética.”
En tiempos donde los alienígenas o seres de otro planeta solo se presentan en grandes producciones pensadas en cada detalle para la conquista de la taquilla, donde los FX y el tratamiento digital de imágenes son la vara con la cual se mide las creaciones, la película de Loza se apropia de algunas claves del género para desarrollar una historia muy distinta, profunda y humana. La abuela demuestra en su recuerdo que no hay miedo a la extrañeza, ni de una nieta que busca su propia identidad de género, ni de un ser de otro planeta con quien a base de amistad y cariño es posible comunicarse. Lo verdaderamente extraño es el mundo hostil que regimenta las vidas y los sentimientos, y también la representación audiovisual que ese mismo mundo promueve. Los personajes, la historia y el cine de Loza, enfrentan juntos todo esto.