Boyhood - Momentos de una vida

Crítica de Marcelo Artal - La letra indómita

Antropología visual.

Richard Linklater es sin duda uno de los mejores exponentes del cine experimental contemporáneo y Boyhood quizás sea su experimento más ambicioso a la fecha; un paso adelante en su compromiso artístico de retratar lo cotidiano, lo común y lo ordinario con un realismo inigualable.

El espectador es sensible a las coincidencias, y por eso Linklater siempre termina dando en el clavo. El director no cuenta historias sofisticadas, sino relatos comunes, fácilmente distinguibles, con los que podemos identificarnos de una u otra manera. Boyhood narra parte de la infancia y la adolescencia de un chico durante 12 años, hasta que el joven comienza la universidad. Es una historia simple y ordinaria, pero contada de un modo jamás visto antes en el cine. La película fue filmada durante 12 años para documentar con mucho realismo los cambios a lo largo del tiempo, de los protagonistas y del contexto también. Es increíble ver en apenas poco más de dos horas y media cómo cambian los personajes y la forma en que se interrelacionan entre sí, condicionados por la realidad familiar, social, política y tecnológica de cada momento.

Cinematográficamente hablando, se trata de una película impecable, en la cual se destaca la edición. Es difícil de imaginar el trabajo de editar 12 años de filmación, y en este caso el resultado es brillante. Las transiciones entre épocas son suaves y ocasionalmente perspicaces; Linklater recurre mucho a la música y a algunos planos explícitos de ciertos dispositivos conocidos para dar aviso del paso del tiempo, pero también hay una infinidad de planos sutiles para retratar etapas, que seguramente se tornan más obvios con visiones posteriores del filme.

Boyhood es una película, pero tranquilamente podría ser una tesis doctoral en Antropología. Es una historia simple de una complejidad única. Es, sin ir más lejos, la historia de vida más realista y mejor resumida que el cine ha sabido concebir hasta ahora. Puede que la propuesta suene poco atractiva, pero no lo es. Linklater nunca promete, pero siempre cumple.