Boyhood - Momentos de una vida

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

12 años de música y palabras

Mason (Ellar Coltrane) vive con su mamá (Patricia Arquette) y su hermana (Lorelai Linklater), su papá (Ethan Hawke) vive lejos, y lo ve poco. La historia comienza cuando la familia se muda de ciudad para que la madre pueda volver a la universidad. A partir de allí Mason pasará por ciudades, mudanzas, colegios, amigos, padrastros, todo eso que atravesamos en la infancia y en la adolescencia, mientras elegimos el camino, vivimos, y vamos viendo quien queremos ser.
Richard Linklater comenzó a filmar esta historia en el 2002, filmando unas semanas por año; así vemos a Mason desde que era un niño hasta que se convierte en un joven de 18 años que deja su casa para ir a la universidad. Lo interesante de este experimento es que no solo vemos la madurez física de los personajes, sino que el director se tomó el trabajo de mostrarnos minuciosa y detalladamente cómo el tiempo y el entorno influye en ellos, cada año hay canciones diferentes (todas hermosas, como sucede siempre en el cine de Linklater) eventos, tanto familiares como sociales, que van marcando la vida de los protagonistas.
Durante casi tres horas de película, vemos toda clase de situaciones, pero como la línea de tiempo es tan detallada, también podemos ver el por qué y las consecuencias de esas acciones. Una madre que está cerca y se ocupa, pero toma malas decisiones a la hora de elegir pareja, un padre de fin de semana pero que logra acercarse y conversar con sus hijos, influir en ellos, construir recuerdos de esos que siempre llevaremos puestos. Tanto la madre como el padre son una constante en la vida de los hermanos, tanto que ni siquiera reciben nombre a la hora de los créditos, solo son "mamá" y "papá".
Los miembros de la familia realizan muy buenas interpretaciones, la química funcionó muy bien entre ellos, y reflejan de modo verídico y natural la forma en que construyen y sostienen su relación durante más de diez años.
Al llegar la adolescencia de los personajes, la película se vuelve aún más "Linklater", con diálogos existenciales e idealistas de jóvenes incoformistas que nos recuerdan a Celine y a Jesse, de la saga "Before". Es también en este momento que la historia pierde un poco la dinámica, deja de ser una seguidilla de eventos, y se torna más reflexiva, los diálogos finales con sus padres son como una especie de resumen de lo que ha pasado en esos años, y especialmente un ensayo sobre el paso del tiempo, y como dice alguien el final de la historia, tal vez no seamos nosotros los que vivimos el momento, sino que el momento nos vive a nosotros.
Tal vez no hacemos nada con nuestro tiempo, pero definitivamente el tiempo hace algo con nosotros, y eso es lo que refleja esta película.