Borom Taxi

Crítica de Noelia Giacometto - Cinéfilo Serial

«Bamba danos fortuna y abundancia. Preferiría morir y que vos vivas, sos el dueño de las almas. Me llenos de vos. Me perfumo con tu esencia»…

Tras algunos cortos experimentales, Andrés Guerberoff nos trae su primer largometraje sobre las desventuras que acarrea la inmigración y su fe.

«Borom Taxi» narra la historia de Mountakha, un migrante senegalés recién llegado a Buenos Aires. En Dakar solía trabajar como camionero e intenta conseguir ese mismo empleo en la ciudad. Mientras trabaja como vendedor ambulante, se pregunta si su destino podría estar relacionado con la actuación, tras reunirse con un amigo senegalés quien le cuenta sobre la experiencia de haber filmado «Zama» de Lucrecia Martel, y cómo es el mundo de los castings para comerciales y películas.

Las migraciones africanas subsaharianas hacia Sudamérica son un fenómeno en pleno desarrollo, debido a que sus habitantes huyen exclusivamente de la pobreza y de los regímenes dictatoriales. En el caso de Argentina, suceden desde mediados de la década de 2000.

No hace mucho tiempo atrás se conoció «Estoy acá» («Mangui Fi»), el retrato de la amistad entre dos senegaleses que eligieron Argentina para construir un futuro mejor. Nuevamente se elige mostrar una temática similar para así visibilizar muchas situaciones de violencia y discriminación que suelen sufrir repetidamente.

El documental relata la presencia senegalesa en nuestra región la cual no es nueva y cada vez está más en desarrollo. Una crónica que delinea la dificultad de adaptación y la búsqueda de un futuro mejor, con altas aspiraciones de mejorar sus condiciones de vida, así como las de su familia.

La ópera prima de Guerberoff presenta un recorrido en primera persona por una realidad llena de inconvenientes e impedimentos de un senegalés recién llegado a Buenos Aires. Explora el día a día de Mountakha mientras se dedica a la venta callejera, soñando poder volver a manejar un camión aquí en Argentina como lo hacía en Dakar donde quedó su familia. Entre medio de toda esta búsqueda evalúa dedicarse a la actuación, tal vez una variable posible de un buen ingreso económico, algo que no pasa más de solo ser un pensamiento.

El film recorre alegrías no concretadas, proyectos postergados, sentimientos de culpabilidad, los reclamos de su mujer; pero con una fe marcada y muy arraigada a pesar de no haberse cumplido parte de la meta impuesta. Aun así cree que Dios es grande, algo recurrentemente mencionado durante toda la cinta.

Un retrato honesto, sin pretensiones, solo con el deseo de mostrar una realidad poco visible pero muy frecuente. Una fotografía adecuada ante una narrativa correcta sobre los acontecimientos que pasa el personaje en su cotidianidad. También vemos su preocupación y obsesión por el dinero, su profunda religiosidad junto la dinámica muy particular de la comunidad senegalesa. Siempre con varios pasajes de emotividad que no llegan a su máximo esplendor, pero destacando algunos que otros instantes breves ciertamente emotivos.

En síntesis, «Borom Taxi» es una cinta enfocada en estudios observacionales sobre la adaptación inmigrante, que recorre la historia de un senegalés ante un camino de adversidades.