Borom Taxi

Crítica de Daniel Cholakian - Subjetiva

Mountakha Samb (o Mouhamet o Mohamad o Mustafá, el nombre de los inmigrantes, como ellos personalmente, también debe adaptarse a lo que impone su destino casi obligado) es un migrante senegalés en Buenos Aires. Era camionero en su país, transportando cargas entre las ciudades senegalesas o a través de las rutas del oeste africano. Desde Dakar su vida esta signada por los viajes.

Llegar a una ciudad extraña, con un lenguaje desconocido y donde la comunidad afro se enfrenta a diferentes formas de racismo, no es fácil. A su favor está la comunidad senegalesa, que se ha conformado en los últimos años, y es en su seno donde es recibido. La existencia de este espacio de contención e integración es esencial para quien llega solo. Sin embargo Buenos Aires no es acogedora ni integradora. Desprovisto de otra certeza que el trabajo que el propio colectivo construye, es difícil imaginar lo que vendrá.

La relación con su familia, su esposa e hijos quedaron en Senegal y con la cultura dejada atrás, son mediadas por internet, el celular y las pantallas. La profesión como certeza de ser y hacer, es en Buenos Aires incerteza e imposibilidad. No hay modo de ser camionero. Mientras tanto se convierte en vendedor callejero, en una ciudad donde la policía es amenaza, e imagina un posible trabajo como extra en cine o publicidad.

El principal logro de Andrés Guerberoff es lograr intimidad con los personajes, cercanía a la vida cotidiana y trasmitir esa presencia orgánica a la pantalla. Lejos de interferir con su mirada, inevitablemente motivada ante una situación extraña a su propia experiencia, el director asume la preexistencia de la vida de Mountakha como guía en su recorrido argentino. Será esa historia previa la que marcará este presente. Ese logro da valor a la película: el espectador tiene frente a sí a un hombre y una experiencia, no mucho más, pero tampoco nada menos.

BOROM TAXI
Borom Taxi. Argentina, 2021.
Dirección: Andrés Guerberoff. Fotografía: Joaquín Neira. Edición: Pablo Mazzolo y Andrés Guerberoff. Sonido: Nahuel Palenque. Producción: Paula Zyngierman, Leandro Listorti y Andrés Guerberoff. Productora: Maravillacine. Duración: 61 minutos.